El aumento de salario que entró en vigencia el 1 de septiembre de este año, cuando el cestaticket paso de 18.585 bolívares a 42.480, significó, supuestamente, para el presidente Nicolás Maduro “un elemento clave para la defensa de la familia”.

No obstante, un grupo de periodistas del diario EL IMPULSO se dirigió a los establecimientos de alimentos para conocer de primera mano si los usuarios consideran que aquella cifra representa una ayuda para que las familias venezolanas adquieran mayor cantidad de productos.

Deivis Acosta es encargado de un abasto ubicado en el centro de la ciudad. En aquel espacio comercializa verduras y víveres. Informó que el precio de las verduras por los momentos se ha mantenido ya que los productores se encuentran en tiempo de cosechas, sin embargo, varios le han asegurado que tienen problemas por la falta de importación de semillas y fertilizantes, por dicha razón no saben por cuánto tiempo durarán los costos actuales.

En el caso de los víveres, Acosta reiteró que todos los productos  manufacturados por empresas e industrias están en constante alza. Como ejemplo, el mes pasado el precio de un refresco era de 1.000 bolívares y para este mes se situó en 1.500; un enlatado de atún estaba en 640 bolívares, actualmente oscila en los 900.  El chocolate en polvo pasó de 870 bolívares a 1.350, el cereal en bolsa anteriormente costaba 700 bolívares y ya se ubica en el mercado en los 1.540 bolívares.

De esa manera, señaló un sinfín de ejemplos que demuestran que los costos de los alimentos continúan en aumento. Uno de los cambios más alarmantes es el nuevo precio al cual llegarán las bebidas en base a cereal, las cuales pasarán de 3.000 bolívares a 8.000.

“Esta semana nos llego café en 2.900 bolívares y ni siquiera sabemos si nos volverá a llegar luego”, expresó Acosta.

Manual Araujo se encontraba realizando sus compras y manifestó que “el dinero no alcanza para nada. Hasta que no se regularice la economía no podemos hacer nada. Todos hacemos magia para comer, incluso es necesario visitar lugar tras lugar porque cada establecimiento maneja el precio que se le antoje. En una misma cuadra conseguí pollo en 1.600 bolívares y al lado en 3.000. En una economía donde todos hacen y deshacen los sueldos no nos servirán jamás”, expresó Luzbil Rivero.

Gregoria Barreto coincide en que ese dinero extra significó una pérdida. “Seguimos comprando lo mismo porque todo está más caro y seguirá incrementando”.

FUENTE: EL IMPULSO

24/09/16

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