El queso se está cancelando entre 370 y 400 bolívares a nivel de productor. En el mercado su precio varió, este fin de semana, de 780 a 900 bolívares. Los productores aseguran no poder con el aumento de los insumos, mientras los distribuidores se quejan de los fletes y la inseguridad.
Miguel Tona está nervioso. El viernes cobró su semana de trabajo como docente IV con 21 años de servicio en el liceo Cuatricentenaria de Guanare. Fueron 750 bolívares; ese día el queso llanero amaneció en 900 el kilogramo.
Las justificaciones por no poder acceder a esta proteína básica de la dieta del venezolano son múltiples. El Gobierno de Nicolás Maduro aduce guerra económica, los consumidores hablan de especulación, los distribuidores se quejan del alza de los servicios del transporte y la refrigeración y los productores esgrimen una inflación en la elaboración del rubro que ronda 5 % diariamente e impide la estabilización del precio.
Cecilio Moreno, presidente de la Asociación de Productores de Leche de Guárico (Aprolegua), detalla este último problema sin rodeos. Saca cuentas y argumenta que para producir un kilo de queso se requieren entre siete y ocho litros de leche, pagados un precio que varía entre 35 y 40 bolívares a puerta de finca, dependiendo de su ubicación o localidad. A ello hay que sumarle el valor del cuajo, la sal, los utensilios y la mano de obra.
“Este negocio ya no es rentable; el Gobierno lo acabó al establecer 30 % de margen de comercialización en un ambiente hiperinflacionario y al decretar la entrega de 60 % de la producción a gobernaciones y alcaldías”, denuncia Moreno, quien también es directivo de Fedeagro.
Con todo y que el precio suena muy alto para el consumidor, el problema, según Moreno, es que los productores no están alcanzando la rentabilidad que deberían tener. El queso se está cancelando entre 370 y 400 bolívares, y debería venderse a nivel de productor en 520 bolívares, “pero ¿quién los puede pagar? Se pregunta.
El productor sugiere que, a la fecha, se evalúen los costos de transporte, el estado de las vías y la inseguridad. Transportar el queso desde las unidades de producción hasta el sitio de venta implica un flete de alto costo con una vialidad intransitable que lleva al deterioro de los vehículos en medio de la inseguridad. “El queso es un imán para los ladrones, y esa es una variable que los productores no manejamos”, destaca.
Comienza la escasez
La producción de queso llanero ha disminuido en los últimos meses un 40 % en los municipios productivos, como Leonardo Infante, en Guárico. Se conjuga para su merma el fuerte verano que se ha hecho sentir en esas zonas del país.
Juan Vernet, distribuidor de este derivado lácteo, vive esa situación. Hace un semestre, su negocio recibía hasta 3.500 kilos de queso en una semana. Ahora, la recepción del producto está por el orden de los 700 kilos. Lo mismo le ocurre a Belkys Miranda. En su local, dijo, recibían 4.000 kilos de queso llanero. “Actualmente estoy recibiendo 1.000”. Cree que en los meses próximos esa cifra va a bajar si las lluvias favorecen a los pastizales.
La siembra de maíz y sorgo, alimentos de los bovinos lecheros, ha tenido una caída importante, como consecuencia de la falta de insumos y una política real de precios. Ello afecta directamente la producción de leche, ingrediente básico del queso.
Con información de El Pitazo