Las comunidades donde el Programa de Asistencia Nutricional de Fe y Alegría ha encontrado la mayor cantidad de casos de desnutrición infantil son El Limón, en la carretera vieja Caracas-La Guaira, y en Alta Vista (Catia), ambas parte de la parroquia Sucre, del municipio Libertador de Caracas.
En diciembre de 2021, Yongervis estaba bajo de peso. Su talla tampoco era la adecuada para sus siete años de edad. Keyla, su mamá, sabía que algo pasaba, lo notaba en la contextura delgada y en las ojeras del rostro de su hijo. El niño vive con su mamá y sus otros tres hermanos en La Ladera, una de las zonas más altas de La Vega, parroquia al oeste de Caracas
Keyla se enteró a través de un grupo de WhatsApp que en el colegio de Yongervis organizarían una jornada del Programa de Asistencia Nutricional de Fe y Alegría. Decidió acudir y allí un nutricionista determinó que el diagnóstico de su hijo coincidía con un cuadro de desnutrición aguda. Para ese momento, el especialista le indicó a Keyla qué debía hacer, le dio suplementos y vitaminas, y le indicó cómo el niño debía ingerirlos.
El Programa de Asistencia Nutricional de Fe y Alegría inició en mayo de 2021 en Distrito Capital, mientras que en el interior del país tiene desde el año 2019. Este programa consiste en evaluar nutricionalmente a los niños y niñas, no solo de 12 escuelas de Fe y Alegría, también a las madres que quieran acercar sus hijos a las jornadas.
María Alejandra Chávez, coordinadora del programa, explicó que la población que atienden son niños y niñas de seis meses a 10 años de edad, mujeres embarazadas y lactantes. La evaluación consiste en determinar la talla, el peso, más la realización de un diagnóstico nutricional por parte de especialistas, en el cual, según el cuadro de cada paciente, le indican una serie de vitaminas o suplementos.
Armando Aponte, nutricionista del programa, comentó que en las comunidades donde más han encontrado casos de desnutrición infantil son en El Limón, en la carretera vieja Caracas-La Guaira, y en Alta Vista (Catia), ambas parte de la parroquia Sucre.
Allí va muchísima gente y nos damos cuenta de la diferencia de la condición nutricional de las personas porque es donde más entregamos suplementos y vitaminas”.
La Encovi 2021 determinó que el índice de hogares que vive por debajo de la línea de pobreza extrema en la parroquia Sucre, del municipio Libertador, es de 71 %, mientras que en La Vega es de 68 %. En general, la Encovi estimó que 77 % de los hogares venezolanos vive en pobreza extrema.
En su tercera consulta Yongervis presentó una mejoría en su peso. En tres meses logró pasar de 17 a 20 kilos. Armando Aponte, nutricionista del programa, explicó que ese aumento representa para él la salida del cuadro de desnutrición aguda y ahora es un niño con un peso normal. Sin embargo, en esta última consulta, el programa mantendrá el monitoreo de su caso por lo menos un mes más.
“No vaya a ser que retroceda”, detalló Aponte, quien también explicó que los niños, niñas o adolescentes que apenas salen de un cuadro de desnutrición infantil siguen propensos a bajar de peso muy rápido.
Hay personas que te dicen que comen una o dos veces al día. En muchos casos se nota que es debido a la situación económica, y cuando los suplementamos, sobre todo en los niños, a veces no te ganan peso, pero crecen muchísimo. Pero de un mes a otro crecen entre dos o tres centímetros. Y se nota que no estaban comiendo bien. Y al segundo o tercer mes sí empiezan a aumentar de peso”.
En casa de Yongervis viven cinco personas. Su mamá es la encargada de proveer económicamente con los 50 dólares que, en promedio, gana al mes con el alquiler de los tres puestos de estacionamientos que tiene su vivienda. El papá del niño vive en el exterior y colabora, sobre todo cuando se trata de los gastos médicos del niño, debido a que su condición económica en el país donde vive “no es la mejor”.
La alimentación en casa de Yongervis depende, en parte, de los productos que llegan en la bolsa de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) que recibe su mamá. Reciben aproximadamente 15 productos, la mayoría carbohidratos.
Además, las dos bolsas no llegan con regularidad, porque no todos los meses los encargados de la distribución en su zona le otorgan la caja que, según acordaron, debían darle a Keyla por el número de personas que hay en su hogar.
A Yongervis no le gusta la arepa preparada con la harina de maíz amarilla que viene en la bolsa Clap. La mayoría de los ingredientes de su comida favorita tampoco están en la bolsa: la pasta con carne molida que prepara su mamá.
Keyla describe como un “sacrificio económico” tener que comprar la harina de maíz blanca que más les gusta en casa, y que cuesta, en promedio, 1,43 dólares (6,36 bolívares), mientras que un kilo de carne molida tiene un valor aproximado de 5 dólares (22,25 bolívares), según la tasa actual del dólar. Los cálculos del Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores (Cenda) estiman que la canasta alimentaria en el país se acerca a los 300 dólares. Mientras que el salario mínimo es de apenas 30 dólares, según un reciente aumento.
El bajo peso de Rosberly
Rosberly está embarazada. Tiene siete meses y ni su peso ni el del bebé están bien. Ella se encuentra en una condición de desnutrición aguda, según el diagnóstico que recibió en el programa de Fe y Alegría. En su primera consulta el nutricionista le recetó todas las vitaminas que debía tomar por el embarazo y no lo hacía: ácido fólico, hierro y calcio, además de un suero que debe tomar tres veces al día por un mes para ganar peso.
Rosberly tiene 17 años de edad. La panza sobresale tímidamente de su cuerpo, el cual tiene un índice de masa corporal por debajo 22.0, el rango indicado para su estado de gestación, según explicó Aponte.
Su pareja, comerciante informal, es quien se encarga de los gastos económicos de Rosberly, del bebé y de su mamá. Ambos viven en casa de la suegra de la adolescente, donde en total son siete personas.
Según la Encovi de 2021, en Venezuela a los 19 años de edad más de una quinta parte de las muchachas ya se han convertido en madres.
Hace un año que Rosberly llegó a Caracas desde el estado Anzoátegui para mudarse a La Vega, con su mamá. Desde pequeña vivió con su abuela en la ciudad de Barcelona. La precariedad económica hizo que tomara la decisión, no solo de mudarse a la ciudad capital, sino también de paralizar sus estudios de bachillerato. Unos meses después tomó la decisión de vivir con su pareja, allí mismo en La Vega.