Los bancos y las instituciones financieras también resultan impactados por la recesión, la devaluación y la inflación que vive el país en los últimos cinco años. Y así lo demuestran las cifras: sufren reducciones en el número de empleados, en la cartera de créditos, en el patrimonio y hasta en las agencias.
La economía venezolana comenzó a contraerse desde 2013, según el Banco Central de Venezuela (BCV). Desde ese período, entre el tercer trimestre de ese año y el tercer trimestre de 2018, la producción nacional cayó 53,4%. Es decir, en ese lapso el país perdió más de la mitad de su capacidad productiva.
Y entre los tres sectores más impactados está, precisamente, el financiero. La data del BCV revela que la actividad de las instituciones financieras y seguros se redujo 78,65%. Solo es superado por la contracción en la construcción (94,75%) y el comercio (79,45%).
En medio de un escenario de hiperinflación, una política monetaria restrictiva del crédito y una economía en recesión, el sistema bancario salió agravado.
Y los primeros afectados son los trabajadores. De acuerdo con información publicada por la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), la banca nacional pasó de tener 83.570 empleados en diciembre de 2013 a apenas 55.293 en diciembre de 2018; una reducción de 34% en la nómina.
Simultáneamente, el número de oficinas registró un pequeño bajón: de 3.649 agencias a 3.333 en ese mismo lapso. La razón, dijeron fuentes, radica en la caída del poder de compra de los salarios y la emigración de venezolanos.
“La mayoría de los bancos, hoy por hoy, no son rentables”, asegura José Miguel Farías, director de finanzas de Rendivalores. Alega que, incluso, la mayoría de las instituciones bancarias han tenido dificultades en los últimos meses para cumplir con los índices de adecuación patrimonial exigidos por la Sudeban.
Las estimaciones de la consultora Ecoanalítica revelan que los créditos en el país se redujeron al menos 80%, en términos reales, solo durante el último año. Ello en gran medida por el alto encaje legal que mantiene el BCV sobre la banca nacional, que los obliga a congelar la mayoría de sus fondos en cuentas del ente gubernamental.
Las restricciones oficiales y la hiperinflación contribuyeron a disminuir la disponibilidad de préstamos de la banca. En diciembre de 2013, la cartera de créditos representó 640.142.515.116 bolívares fuertes. Ese monto, según la tasa paralela (Bs.F 64.10), equivalía a $9.986 millones y, al valor oficial (Bs.F 6.30), $101.609 millones.
Cinco años después, en diciembre de 2018, se ubicó en 450.862.671.779 bolívares soberanos. Dicha cifra arroja, según el tipo de cambio no oficial (Bs.S 781,91), un monto de solo $576.6 millones. Mientras que, de acuerdo con el valor oficial (Bs.S 638,18), representa $706.4 millones.
Con información de Efecto Cocuyo