Desde hace 15 años, la gente de Boconoíto, en el estado Portuguesa, no recibe agua potable por tuberías en forma regular. Esa escasez se ha agudizado con el tiempo, pero se ha vuelto un caos desde hace un año.
Haudit Fonseca, líder social de esa parroquia, destaca que las afectaciones más graves por la escasez de agua potable alcanzan a unas 2.300 personas, que conforman cerca de 800 familias del casco central de San Genaro y de los barrios Las Rurales, El Cerrito, 1° de Mayo, El Pegón y Barrio Nuevo.
En Boconoíto, que es la capital del municipio San Genaro de Boconoíto, hay dos pozos profundos que están sin servicio. Estos debían surtir el tanque de almacenamiento para que desde allí se bombee agua por gravedad, a través de la red de distribución.
Fonseca alega que, por falta de seguridad y vigilancia, la delincuencia se llevó el cableado y el motor bomba. «El gobierno municipal e Hidrosportuguesa se han hecho de la vista gorda», señala.
Ante esta calamidad, no hay respuestas. Fonseca asegura que cuando la gente intenta protestar le tiran la policía y para calmarla les envían un camión cisterna. «No hay un plan de contingencia: lo único que nos salva es la buena voluntad de algunos productores agrícolas que ayudan con el reparto de agua en tanques o pipotes transportados en camiones 350».
Para los vecinos de Boconoíto no hay alternativa con los botellones de agua potable. Las empresas distribuidoras dejaron de vender el producto que se conseguía en las panaderías. «Nos estamos surtiendo de aguas no tratadas y sin la posibilidad de hervir, porque aquí tampoco llega el gas doméstico», informó Fonseca.
Acueducto inconcluso
El proyecto del acueducto de Boconoíto quedó en un sueño. Las obras se paralizaron al iniciarse, a mediados de 2008. El Gobierno intentó una obra faraónica en tres etapas para traer agua directa del embalse Boconó Tucupido. A la fecha no lo ha logrado.
Fonseca relata que, a 11 años de paralizada la obra, nadie en la alcaldía da razón de su continuidad, tampoco el gobernador Rafael Calles. «Se burlan de nuestra desgracia, no les importa cumplir ni satisfacer un derecho humano fundamental».
Con información de El Pitazo