La paralización de los pozos petroleros en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo constituye un peligro latente para las comunidades debido a la emanación de gases tóxicos y la manipulación descontrolada del crudo, que continúa en las tuberías. En el sector R1 de la parroquia La Rosa más de 100 familias están en peligro.
Zoila, matriarca de la familia Reyes, recuerda que cuando llegó a Cabimas en 1985 el lago era “clarito”. En ese momento no había derrames de petróleo y la costa estaba cubierta por cocales y balnearios. “Daba gusto ver cómo la gente se bañaba, pasaba fines de semana felices. Todos los que pasaban por la intercomunal paraban aquí para ver el famoso Lago de Maracaibo y sus aguas cristalinas”.
Ese paisaje quedó en el recuerdo. Hoy esas mismas orillas lucen renegridas, cubiertas por una masa de petróleo, residuos de plástico y peces muertos producto de la contaminación.
Ahora si uno se mete ahí, sale negro del petróleo que hay; es tanto que se nos mete para las casas”, precisó la mujer de 97 años.
Cabimas se ha convertido en un pueblo fantasma. La migración hacia Colombia y Ecuador de la mayoría de sus habitantes es la causa principal, debido a la falta de trabajo por la paralización de la pesca, que es la fuente de ingresos para el 90 % de sus habitantes. Los que quedan, viven en una constante lucha por sobrevivir y mantener su oficio a flote.
Rufino Rodríguez, padre de tres pescadores, lamenta el deterioro que ha sufrido el lago.
Hace 20 años esto era todo limpiecito, había muchos peces en la orilla, ahora no, ahora hay que ir a pescar lejos, porque todo está lleno de petróleo. Se dañan las redes, los botes y para limpiarlos necesitamos gasolina que, obviamente, no hay. Estamos abandonados, ahora somos más pobres”, cuenta Rodríguez.
El petróleo que mata a los peces
Hace 20 años, a tres metros de la orilla, las redes de los Rodríguez podían recolectar hasta 100 kilos de pescado, cangreja o camarones, según fuera la época del año; ahora deben navegar dos horas hacia las costas de Lagunillas para conseguir pescado, si tienen suerte regresan con 30 kilos.
La pesca en la Costa Oriental del Lago se hace con redes y anzuelos en embarcaciones con motor a gasolina. Las fallas en la distribución del carburante han empeorado la situación.
Un pescador necesita 20 litros de gasolina y un litro de aceite de motor para cubrir una jornada de faena, pero debe tener 60 litros más de gasolina en casa para lavar los chinchorros cuando salen del agua. Traducido en inversión monetaria, son 87 dólares diarios por embarcación.
Buscar gasolina es una odisea, hay que esperar que nos avisen que llegó y hacer la cola o hablar con alguien que tenga un carro y nos venda 20 litros. Aquí la venden en un dólar el litro, entonces es un gasto fuerte que, a punta de pescado, es difícil pagar”, contó Rufino.
El ingeniero Ausberto Quero dijo que la producción de petróleo en el Zulia ronda actualmente los 120.000 barriles de crudo al día. Aclaró que estos datos son cálculos que hicieron en el Colegio de Ingenieros del Zulia hace tres años. Se calcula que la producción en el estado ha bajado en 90 %.
En el lago se derramaban hace tres años, 350 barriles mensuales, según nuestras estimaciones. Las tuberías están corroídas y la falta de mantenimiento es lo que produce esos derrames. No tenemos un número exacto, pero los reportes de los pescadores indican que semanalmente hay derrames”, dijo el ingeniero.
Alrededor de 130.000 pescadores que hacen vida en el Lago de Maracaibo, se ven muy afectados en su actividad pesquera a raíz de la contaminación por petróleo.
El problema es muy serio con los pescadores, y hemos llegado al punto de tener que lidiar con los derrames con una actitud de costumbre, porque no hay soluciones por parte de la industria petrolera”, dijo Quero.
Las modalidades de pesca han ido adaptándose, si no hay gasolina, los hijos de Rufino reman hasta llegar al punto de pesca. Sin embargo, hay otros más osados que inflan una tripa de caucho de camión y con un trozo de madera se ayudan para flotar en el lago hasta que logran pescar.
“Esto es lo único que sé hacer, pescar. Es arrecho porque con tanto sucio que hay en el agua nos podemos quedar a mitad de camino si se revienta la tripa, pero hay que buscar el sustento como sea”, dijo Roberto, uno de los pescadores conocidos como “Los Triperos”.
Un kilo de pescado por un dólar
En las pescaderías y mercados de Maracaibo un kilo de pescado (corvina, bocachico o bagre) se vende por dos o tres dólares.
El poco pescado que se consigue en Cabimas tiene que ser distribuido en tres partes, una se cambia por harina de maíz precocida, arroz y pasta; otra se deja en casa para el sustento familiar y la última se vende por un dólar el kilo para reponer la gasolina.
María contó a Crónica.Uno que su esposo consigue diariamente entre 10 a 20 kilos de pescado.
“A veces no trae nada porque el pescado huele a gasolina o están embarrados de petróleo. Pasamos mucha necesidad, porque si no hay pesca no hay sustento. La gente de las pescaderías de aquí y de Maracaibo venían a buscar pescado, pero con la pandemia eso ha bajado mucho, ahora se vende más a particulares”, dijo la madre de cuatro hijos.
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Con información de Crónica Uno