En lo que va de 2019 economistas y miembros de la Comisión de Finanzas del Poder Legislativo hablan de la contracción del consumo por el deterioro del ingreso. Aunque es casi imposible determinar cuántos artículos y cuáles de ellos han dejado de adquirir los venezolanos en los últimos años, la prolongada crisis económica permea los hábitos de consumo de la población y la lleva a recurrir a soluciones artesanales que en algunos casos apuntan a la dignidad.
De 2014 a 2018 la caída del consumo es cercana al 50%, explica el economista y gerente de la Unidad de Análisis Económico de Datanális, Francisco Fallen, apoyado en las cifras del BCV.
Fallen explica que el consumo se viene reduciendo desde 2014, cuando la economía venezolana empezó a desplomarse. “Se nota más la contracción en los bienes de consumo masivo. Hay un grupo muy grande con un poder de compra bastante mermado y está otro grupo minoritario importante, que supera 30 % de la población, que tiene algún tipo de acceso a moneda fuerte, de manera recurrente, bien sea por ingreso en dólares, ahorros o inversión y eso le permite mantener su nivel de consumo, en cambio quienes perciben solo bolívares se hacen dependientes de las políticas del Estado, es allí en ese consumo masivo donde se ve el mayor impacto”.
“Un 70 % de la población que tiene capacidad de adquirir alimentos y artículos de cuidado personal los ha disminuido en cantidades y en frecuencia. Han tenido que abandonar diversos rubros buscando sustitutos. Allí entran personas de todas las edades y estratos socioeconómicos. Una cosa es la clasificación socioeconómica donde entra la educación, el tipo de vivienda, acceso a viabilidad de la vivienda y otros factores a parte del ingreso. Además, está el sector con ingresos vulnerados, aquí entran estratos C, familias de clase media con acceso a luz, agua, buen nivel de educación, pero que reciben salario en bolívares por lo que se han venido empobreciendo, todavía tienen una estructura intelectual de estrato medio, pero su poder de compra está mermado y eso las hace dependientes”, sostiene el especialista.
De acuerdo con un estudio de Datanálisis elaborado este año, 50 % de la población manifestó haber reducido los gastos de ropa. Otros artículos que aparecían en las encuestas como bienes que ya no entran en las prioridades de los venezolanos fueron: calzado, bebidas alcohólicas, recreación y salidas a comer.
“La gente está aplicando una gama muy amplia de estrategias para no dejar de consumir, entre ellas buscar un bien sustituto más económico, hacer trueques o compras grupales para abaratar costos, por ejemplo, artículos por bultos. En ese tema de la sustitución están algunas variables, hacer preparaciones caseras, detergentes con bicarbonato, vinagre y otros ingredientes en el hogar. Hay personas que manifestaron que incluso han tenido que usar hojas de cuadernos viejos de sus hijos, humedecidos en agua, como papel higiénico. Esto ya se ubica en la base de las pirámides de las poblaciones más vulnerables”, precisa.
La imposibilidad de adquirir bienes esenciales empuja a los venezolanos a recurrir a formas que son nuevas para los modos de vida que conocían y que mantenían antes del chavismo. La Encuesta Sobre Condiciones de Vida (Encovi-2018), que realizan las principales universidades del país, reflejó que 90 % de la población se encontraba en pobreza por ingresos. En el carrito de mercado, en lo cotidiano y en los desayunos, hay productos menos y también cantidades menos.
Con información de Crónica Uno.