Hasta junio pasado para comprar la cesta básica una familia de 5 miembros debía contar con 18 salarios mínimos (15.050 para ese momento) equivalentes a 270.918 bolívares, lo cual refleja que el país atraviesa una situación de inseguridad alimentaría que vulnera el derecho a la alimentación, dijo Ingrid Candela, especialista en nutrición y políticas públicas.
Indicó que la inseguridad alimentaría se agudiza con la disminución de la capacidad de compra de los trabajadores debido a la elevada inflación. La afirmación parte de los cálculos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, correspondientes a junio.
“Es muy pequeño el porcentaje de la población que puede pagar ese monto por la cesta básica”, añadió.
Cifras de Econométrica muestran que la capacidad de compra de un salario mínimo integral de julio de 2016 es casi un tercio del que tenía en julio de 2007: ha experimentado una caída de 75% en 9 años, señala Henkel García, director de la firma.
La reducción del poder adquisitivo ha incrementado la situación de hambre y que la anemia registre un aumento de 3%, promedio, a 9% en las zonas urbanas y 27% en las áreas rurales, refirió Candela, que calificó el problema de “muy grave, en particular para niños y jóvenes”. Destacó que la escasez de rubros básicos ha desencadenado conflictividad social y violencia alimentaría, características de la inseguridad en el acceso a la comida.
Para solucionarlo la nutricionista recomienda al Ejecutivo abastecer los mercados con mayor cantidad de alimentos, de manera que baje el nivel de angustia que genera en los venezolanos la situación. Sugiere que acepte las donaciones de productos esenciales que ofrecen otros países y que se fortalezca la atención primaria en centros de salud.
Agregó que la crisis debe resolverse lo antes posible mediante la ejecución de políticas públicas: “Porque el venezolano debe estar nutrido y saludable para que sea productivo y aporte al desarrollo del país”.
Otros indicadores que evalúan los especialistas para determinar si existe inseguridad alimentaría es la cantidad de alimentos que se producen e importan. En el país ambos se han reducido y no satisfacen la demanda.
También analizan la escasez de alimentos que, de acuerdo con Datanálisis, llega a 82,8% y la falta de bienes prioritarios que se observa en los anaqueles vacíos de los establecimientos públicos y privados.
Otro factor que estudian es la distorsión del mercado alimentario. Esta variable, según Candela, se aprecia cuando se ve que los artículos esenciales no se adquieren en los establecimientos formales sino con los llamados bachaqueros.
El Dato
La clase media venezolana antes dedicaba 30% del salario a la compra de rubros alimenticios, pero ahora destina entre 50% y 60% como consecuencia del proceso inflacionario, dijo Henkel García, director de Econométrica.
Se refirió al descenso significativo en la frecuencia de comidas fuera de casa, actividades de entretenimiento o forma de viajar. “El venezolano está concentrando su gasto en lo esencial, la comida, y es más selectivo en lo que compra”.
FUENTE: EL NACIONAL