Nicolás Maduro parece restarle importancia a las denuncias de niños que han muerto por desnutrición y a las imágenes de personas que están comiendo de la basura. El domingo, en un acto de los CLAP, el mandatario preguntó a uno de los presentes por qué estaba flaco e hizo un chiste de lo que han denominado la “dieta de Maduro”, referida a la pérdida de peso como consecuencia de la escasez y la inflación de alimentos. “La dieta de Maduro te pone duro, sin necesidad de Viagra”, dijo.

Aunque los organismos oficiales han decidido retrasar la publicación del precio de la Canasta Alimentaria, la inflación y la escasez, la medición que mensualmente hace el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros reporta que en el último año la situación ha empeorado: la cesta de alimentos aumentó 459%, mientras que la escasez pasó de 34,5% a 43,1%.

El Cendas indica que en julio de 2015 una familia necesitaba 65.013,54 bolívares para adquirir los 58 productos que integran la canasta alimentaria, y en julio de este año (última data disponible) necesitó 363.866,73 bolívares, 5 veces más.

La data del Cendas también señala que el año pasado en los anaqueles de los comercios formales faltaban 20 de los alimentos básicos: leche en polvo, sardinas enlatadas, atún enlatado, pollo regulado, carne de res regulada, margarina, azúcar, pernil, aceite de maíz, queso blanco, caraotas, arvejas, lentejas, arroz, harina de trigo, pastas reguladas, harina de maíz, café, mayonesa y queso amarillo. Este año aparecieron las sardinas, pero se perdieron el hígado de res, los huevos de gallina, la mortadela extra, la avena, el pan y las salsas de tomate.

El informe también muestra que los aumentos de sueldo decretados por el presidente no han hecho la diferencia, pues en julio de 2015 se requerían 8,8 salarios mínimos (7.421,68 para la fecha) y en julio de este año se necesitaban 24,2 salarios mínimos (15.051,15 bolívares vigentes para el momento).

En este tiempo el Ejecutivo ha insistido en que las dificultades para adquirir alimentos corresponden a una guerra económica que llevan a cabo empresarios y políticos nacionales e internacionales. Y ha puesto en práctica varios planes para derrotarlas, pero ninguno ha tenido efecto.

A la restricción de ventas por el número de cédula de los consumidores y el uso de máquinas captahuellas, que se implementaron en 2015, este año se sumó la distribución de las bolsas de comida a través de los CLAP, sin embargo, ni las colas, ni la reventa de productos han terminado. Al contrario, la diferencia de precios controlados y los del mercado ascendió a 2.985,0%, según el Cendas.

Modelo errado. Los planes del gobierno han fracasado porque se sigue insistiendo en un modelo equivocado, afirmó la economista y profesora universitaria Sary Levy. “Todos los estudios y ejemplos prácticos en la historia han demostrado que la planificación centralizada lo que genera es hambre. No vamos a obtener nada distinto si se insiste en controlar la entrega de divisas, los precios, el proceso de producción y hasta la distribución de alimentos”.

Reiteró que las autoridades deben liquidar las divisas que les deben a los proveedores internacionales y acelerar la entrega de dólares a la industria nacional, para que puedan aumentar la producción. Recordó que cuando se logra elevar la oferta, los precios bajan. Además, se protege el salario.

Las Cifras:

-14,4 millones de venezolanos comen solo 2 veces al día, según una encuesta de More Consulting.

-25 alimentos de los 58 que integran la canasta básica faltan en los mercados formales.

-66,5% menos divisas ha asignado este año el gobierno a través de sus dos mecanismos oficiales, de acuerdo Eoanalítica.

FUENTE: EL NACIONAL

13/09/2016

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