Se desprenden de parte de su feminidad desde que buscan alivio con las quimioterapias que les tumba el cabello, algunas llegan al extremo de sacrificar un seno y sólo toman fuerza de la fe para seguir creyendo en la vida. Es el reflejo de esas mujeres que padecen cáncer de mama que suman unas 48.160 del aproximado de 56 mil a nivel nacional, lo que representa un 86%, según la Fundación de Pacientes Oncológicos de Venezuela (Fundapov) y de cuya realidad tampoco escapa Lara, al registrar un promedio de 120 casos de los 257 reunidos en dicha asociación.
En el marco del Día de la Lucha Contra el Cáncer de Mama que se celebra este 19 de octubre, las pacientes recuerdan la grave crisis que atraviesan al no contar con un sistema de salud que les permita recibir atención especializada gratuita, lo cual es obligación del Estado. Una contienda que también arrastra a la familia con la doble preocupación por la salud del pariente y por conseguir el dinero por un mínimo de $100 para un chequeo médico, más de $400 para asegurar ciclos de quimioterapias y hasta $3.000 por las sesiones de radioterapia, que sólo se asegura en la red pública en Caracas, Maracaibo y Cumaná.
No se trata de descuido en el chequeo, sino de esa misión casi imposible que conduce a una carrera maratónica que les lleva a vender bienes, pedir colaboraciones y clamar por ayuda a familiares o allegados que se encuentren en el exterior. Testimonios de pacientes que no soportan esa salida forzada hacia la atención privada cuando se les dificulta el acceso a quimioterapias, conociendo que sólo desde el Hospital Antonio María Pineda o del Seguro Pastor Oropeza se limitan a los atendidos en dichos centros. Pero al llegar a la fase de radioterapia, sienten que pierden ese impulso, al tener que ubicar por todos los medios una interminable lista de gastos que van desde los $40 la consulta, $45 por mamografía, $30 en eco mamario y $50 en exámenes de laboratorios.
Esos gastos que en múltiples ocasiones no pueden cubrir, incrementa los casos de muerte por esta causa. Según cifras que maneja la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, 2800 mujeres pierden la batalla al año, en cuyo mismo período unas 7 mil reciben el diagnóstico.
Fernando Gómez, director de la Sociedad Anticancerosa de Barquisimeto, señala que trabajan para la reparación del equipo de radioterapia, el cual está inoperativo desde hace 4 años por daños en la tarjeta madre. Indica que era una de las opciones más económicas para realizarse este tipo de tratamiento oncológico y podría estar disponible para finales de 2021.
Reconoce ese optimismo de pacientes, tanto de hombres como de mujeres para poder dar seguimiento luego del diagnóstico. Un recorrido que ya viene con los exámenes de laboratorios y especializados, biopsias, ciclos de quimioterapias, intervenciones quirúrgicas y radioterapias para terminar de neutralizar las células cancerígenas.
Cuando Milagros Seijas, presidenta de la Fundapov, señala la poca accesibilidad a la salud pública, pues no hay dotación completa de los fármacos de alto costo desde el Seguro Social y de aparatos en centros asistenciales que permitan cumplir con quimioterapias y radioterapias. La situación económica con un sueldo mínimo que no llega a $2, que por lo general los pacientes dejan de trabajar y ni siquiera con rifas se puede llegar a una meta cada vez más lejana, porque los gastos se incrementan en cada fase del tratamiento.
Reto de vivir
«A pesar que Dios me dio esta cruz, yo la acepto», susurra con voz entrecortada Francys Amaro, quien de sus 54 años lleva los dos últimos en resistencia contra el cáncer de mama. Asume como una bendición lo que ha podido juntar con vendimias, rifas, vender electrodomésticos y con la valiosa colaboración de sus compañeros de la iglesia y allegados que se encuentran fuera del país.
Pudo cumplir con sus 8 quimioterapias en 2020, sin el mayor apoyo del Seguro Social, ya que de 4 medicamentos que ameritaba sólo uno le donaban y con determinados fármacos que pueden llegar a $200. «Por cosa de Dios, tuve la dicha que la cirujano me refirió al Pastor Oropeza, porque en privados debía ubicar un presupuesto de $2.500», suspira al admitir que el gasto se redujo a $400 para la lista de insumos y le realizaron la mastectomía del seno izquierdo.
Agradece el apoyo que ha tenido de fundaciones permitiendo la atención con costos más solidarios. Por tratarse de una dedicación exclusiva que cada 3 meses exige las consultas con mastólogos, oncólogos y hasta con la evaluación del especialista en radioterapia, cuya consulta no baja de $50. Se queda un rato en silencio, toma una bocanada de aire y señala que sólo una resonancia de cuerpo completo se estima en $450.
Ella vive en el caserío Cambural, de Yaritagua y le toca realizarse su control en Barquisimeto. Su lista empieza desde la búsqueda de pasajes y hasta de pedir «posada» a amistades, porque no son suficientes los ingresos por ventas de granos ni de las flores exóticas cultivadas por su esposo. «Del Gobierno no podemos esperar nada. No lo hacen y es nuestra lucha», dice.
Les toca moverse, así definen esa manera casi milagrosa de abrir campañas para recaudar fondos, terminar prácticamente rematando hasta licuadoras o juegos de vajilla, además de sacarle provecho a la sazón de una sopa a leña. Cualquier incentivo cuenta, sin dejar de aferrarse a la misericordia de Dios por seguir abriendo los caminos de la recuperación, esos colmados de trabas por unos montos inalcanzables.
Algunas ya han recuperado el cabello, ese caído por las quimioterapias y siguen en ese proceso de adaptación ante la pérdida de un seno. Se miran al espejo y ven a una mujer llena de vida.
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Con información de La Prensa de Lara