La forma de operar de las bandas de secuestro en la Gran Caracas se ha modificado. Expertos indican que la prolongación del flagelo y la utilización de nuevos métodos han incrementado su músculo delictivo, y las políticas de Estado no hacen mella en dicha situación.

La reagrupación de las bandas de secuestro en los barrios más grandes de Caracas es uno de los problemas que más preocupa al abogado y experto criminólogo, Fermín Mármol.

Los secuestros han pasado de ser perpetrados durante horas de la noche a ejecutarse a plena hora del día. La percepción de vulnerabilidad ha aumentado, cada día la población capitalina se siente más propensa a ser víctima de este delito.

Según Mármol, durante los primeros cinco meses del año se ha registrado un aumento del 10% en los casos diarios.
El exdirector de la Dirección  Contra Extorsión y Secuestro del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), comisario Sergio González, asegura que en Caracas se perpetran al menos cinco secuestros semanales, dicha cuenta refiere a solo los casos denunciados.

Otro de los puntos álgidos en el aumento de esta práctica delictiva es la prolongación del tiempo en el que se mantiene a la víctima en cautiverio.

Neveras en «Zonas de Paz»

Mármol sustenta que desde hace tres años los delincuentes han agregado en su modus operandi el uso de «neveras» para mantener a sus secuestrados en zonas aisladas, por un tiempo más largo y donde sean más difíciles de hallar.

En Caracas esto ocurre en su mayoría en el territorio denominado como «Zonas de Paz» desde el año 2013. Lugares donde los cuerpos policiales no pueden acceder sin el permiso directo del Ministerio de Interior, Justicia y Paz.

Este territorio está comprendido por los barrios de la Cota 905, El Valle y El Cementerio. Son áreas donde las bandas de secuestros desplazan a personas  de las viviendas ubicadas en sitios estratégicos. Esto para convertirlas en «neveras»  que son alquiladas para mantener a los secuestrados en cautiverio. Los delincuentes toman los inmuebles mejor ubicados en los barrios, con mejores vías de escape y con buena visualización para precisar el mayor número de calles y así poder huir cuando la presencia policial se haga notar.

Una alta suma en divisa extranjera es el costo de la garantía que representa tener a una persona secuestrada en un lugar de difícil acceso para los  diversos cuerpos de seguridad del Estado.

Una fuente policial indicó que las bandas establecidas en dichos  barrios perciben más dinero por el alquiler de «neveras» para esconder secuestrados que del mismo tráfico y venta de drogas.

Inteligencia policial

Una de las acciones más acertadas que han sido implementadas por los cuerpos de seguridad es el uso de información de inteligencia, para dar con los secuestradores al momento de perpetrar el hecho y así poder actuar contra el plagio antes de que se refugien en los territorios mencionados.

El pasado 26 de mayo se presentó un procedimiento de este tipo, a plena luz de día,  contra cuatro antisociales que pretendían secuestrar a un niño en el centro de  Caracas.

Mediante triangulaciones de llamadas, los funcionarios policiales pudieron dar con el paradero de los delincuentes y así frustrar el secuestro, que luego de una persecución terminó en un enfrentamiento en el que resultaron abatidos los cuatro plagiarios.

Una agonía permanente

No solo Caracas sufre el aumento delictivo en materia de secuestros. El reagrupamiento de las bandas ha generado nexos y tomas de nuevos territorios.

Habitantes de Barlovento, estado Miranda, denuncian que en la población oriental se perpetran al menos tres secuestros diarios.

Las principales víctimas son los comerciantes extranjeros, profesionales, familiares de militares, agricultores, transportistas y cualquier otra persona que pueda manejar mayores cantidades de dinero que los pobladores en general. Cosechas, dólares, terrenos, casas, vehículos y hasta enseres del hogar es el precio que deben pagar los habitantes de Barlovento por la libertad de sus familiares, «sin que ninguna autoridad haga algo al respecto», denuncian las víctimas.

A juicio de Fermín Mármol, en la actualidad no se han ejecutado las políticas necesarias a fin de combatir este flagelo de manera contundente.

El especialista cree que pese a las mejoras en las dotaciones, y el aumento de los grupos de seguridad no se ha percibido una reducción significativa en los secuestros perpetrados.

Por su parte, Sergio González indica que mientras sigan existiendo «Zonas de Paz» y territorios controlados por grupos de civiles armados no se registrará una disminución del hecho delictivo.

Fuente: El Universal

Fecha: 04 de junio de 2017

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