Su primer trabajo en la política fue en la Gobernación de Miranda, a los 23 años de edad. Pese a ser ingeniero civil, decidió hacerle caso a su instinto y comenzar a ejercer el oficio que le permitiría ayudar a la gente. Carlos Ocariz no se imaginó en ese entonces que 23 años después sería el candidato de la Mesa de la Unidad Democrática para optar al cargo de gobernador de la entidad, en las elecciones regionales del 15 de octubre.
Su sensibilidad social salió a flote desde que comenzó a trabajar en la Gobernación y decidió crear la Fundación de Desarrollo Social del estado y el Club de los Abuelos, destinado a las personas de la tercera edad. Ocariz aprendía a estar cerca de la gente, a escucharla, a entenderla.
Haber sido además diputado a la Asamblea Nacional por el municipio Sucre, y conocer de cerca sus problemas, le dio el impulso necesario para ser candidato a la Alcaldía. Después de dos intentos, la oportunidad se le dio en 2008 y fue reelecto a los cuatro años.
La experiencia de ser alcalde durante más de ocho años de uno de los municipios más poblados de Caracas y haber logrado reducir el índice de homicidios, entre otros aspectos, llevó a Ocariz a asumir un nuevo reto: ser gobernador de Miranda.
Sobre un clima de tensiones políticas y de desconfianza colectiva, el dirigente de Primero Justicia busca motivar diariamente a los mirandinos para que participen en las elecciones, por ser «un paso más para el cambio en Venezuela».
«La MUD ha cometido errores, pero hemos aprendido de ellos (…) el mayor error fue en el año 2005 cuando no participamos en las elecciones parlamentarias. Hay que votar, ejercer nuestro derecho», dijo.
Con la premisa de «rescatar la moral del pueblo», Ocariz se toma a pecho la campaña electoral de cara a los próximos comicios.
Con banderas, pancartas y cánticos, fue recibido en Parque Miranda, donde aseguró que todo el presupuesto de la Gobernación de Miranda será destinado a las comunidades. El dirigente opositor planea asignar fondos a cada sector o zona para llevar a cabo los proyectos que requieran, de acuerdo con sus necesidades. Ya los comandos organizados de cada comunidad enviaron sus propuestas porque afirman que Ocariz «no va esperar a ganar la Gobernación para trabajar con el pueblo».
Después de dos horas de escuchar los planteamientos de dirigentes vecinales, el candidato concluyó su discurso en medio de la algarabía de un público diverso, que involucraba sociedad civil, dirigentes políticos y activistas sociales.
En Parque Miranda recibió el cariño y apoyo de la gente. Se bajó del podio y trató de caminar a la salida, pero la cantidad de personas que lo rodearon le dificultó el paso. Eso no impidió que el candidato saludara con una sonrisa genuina y sencilla a cada ciudadano que se le acercó para hacerle alguna solicitud, darle un beso o simplemente una palmada en la espalda. Luego del mitin en el centro deportivo, a Ocariz y a su equipo le esperaba una agenda atareada. Aproximadamente a la 1:30 pm el caraqueño de 46 años de edad inició su recorrido por distintos puntos mirandinos.
Al llegar al municipio Guaicaipuro de Los Teques ya se había cambiado la camisa blanca que estaba empapada de sudor.
En el lugar lo esperaban los sindicatos de sectores públicos y privados que hacen vida en Miranda, la clase trabajadora de la entidad.
Ocariz, que se siente identificado con los trabajadores y los sindicatos por su labor en su primer trabajo, escuchó atentamente a cada uno de los presentes.
Gabriel Vallenilla, miembro del sindicato del sector privado, le pidió comprometerse con los trabajadores: «Ábrale las puertas a los sindicatos, que no se quede solo en elecciones del 15 de octubre».
Agregó que los empleados de Miranda ya lo asumían como su próximo gobernador. Ocariz asintió con una sonrisa. Cuando el hombre terminó de hablar, le extendió un abrazo de agradecimiento.
«Los del gobierno son unos descarados. Cuando ganaron en Miranda pisotearon a los trabajadores. Nunca los atendieron, al contrario, los persiguieron», expresó Ocariz.
El dirigente de Primero Justicia se comprometió con los trabajadores a la creación de puestos de trabajo, priorizar el turismo y ampliar la política de salud pública.
Los dirigentes le entregaron un documento en el que ratificaban su apoyo al candidato y manifestaban sus solicitudes.
Con un abrazo o apretón de manos, Ocariz se comprometió con cumplir con las solicitudes de los dirigentes sindicales. Antes de subirse en el carro, aceptó cortésmente tomarse un selfie con un grupo de señoras que lo esperaban, emocionadas, fuera del lugar de reunión.
Rodeado de los niños
«Arregla mi escuela, arregla mi escuela», gritaba una niña de no más de 3 años de edad, quien en brazos de su madre intentaba abrirse paso entre la gente para entregarle una carta: en ella solicitaba ayuda para un preescolar de la comunidad El Paso, en Los Teques.
Con un gesto de ternura Ocariz recibió su carta, mientras avanzaba rodeado de simpatizantes que intentaban saludarlo. Desde las ventanas de los edificios cercanos vecinos también se asomaban para saber quién era el hombre que la gente seguía con tanto entusiasmo.
Un grupo de niños sentados en círculo en un salón del preescolar Leoncio Martínez saludaron a Ocariz. «¿Cómo se están portando?», les preguntó. Las maestras le mostraron las malas condiciones del recinto educativo y, con un visible gesto de preocupación, el candidato a la Gobernación de Miranda se comprometió a solucionar el problema.
Salió del lugar, se acercó a un kiosco y saludó a la dueña «¿Cuento con su voto?». Ella, emocionada, le pidió tomarse una foto garantizándole que votará por él.
Luego de recorrer la comunidad El Paso el candidato debía dirigirse a otro punto de reunión. Cuando caminaba en dirección a su vehículo para continuar con el recorrido, una señora de aproximadamente 70 años de edad lo tomó fuertemente del brazo y le dirigió una retahíla de bendiciones: «Dios te bendiga, mi niño. Contamos contigo». Conmovido por sus palabras, Ocariz se dio vuelta y la abrazó diciéndole: «Amén, gracias. Qué bella eres».
Un pañuelo fue su fiel acompañante durante todo el recorrido, pues cada tanto se limpiaba el sudor por la intensidad de la jornada. Las actividades diarias y el contacto con la gente no le deja tiempo a Ocariz de realizar otras cosas, incluso comer. Eran las 5:00 pm y el candidato a la Gobernación no había almorzado, pero eso no impidió que cumpliera con su agenda social.
En todos los puntos que visitó, Ocariz insistió ante los ciudadanos en que no hay que abstenerse en las próximas elecciones. De ser así, se le hace un favor al gobierno, asegura.
«Pido resistencia. Las elecciones son un paso más para el cambio político. El año que viene tiene que haber elecciones presidenciales y vamos a participar», dijo con voz firme.
En cada mitin resaltó con humildad que decidió no gastar dinero en vallas y propagandas, pues «Venezuela es un país que se muere de hambre y es preferible invertir en la comunidad».
También se muestra conmovido por las familias que han tenido que separarse por la crisis en Venezuela. «Tenemos el corazón partido por las familias que están fuera del país. Antes la familia se dividía entre chavistas y opositores, ahora la familia se divide entre los que están aquí y los que están en el exterior».
En compañía de su hijo
Para Ocariz no es nuevo estar en la calle respondiendo las demandas de la gente. Al igual que su aliado, el actual gobernador de Miranda, Henrique Capriles, acostumbra a conocer de cerca las dificultades que aquejan a las comunidades. Pero en medio de su ajetreada vida política, nombra a quien siempre le saca una sonrisa: su hijo.
«Sería más fácil estar con mi hijo, pero no es momento de pensar en uno sino en el pueblo», dijo Ocariz durante una reunión en la sede de Los Teques de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Sin embargo, el dirigente opositor siempre se toma el tiempo de compartir con Pablo Ignacio, quien es atendido en Estados Unidos para tratar la leucemia que padece. La situación lo obligó recientemente a ausentarse temporalmente de su cargo para dedicarse a su hijo. «¡Por los hijos todo!», expresó Ocariz en ese momento.
Fuente: El Nacional
Fecha: 10 de octubre de 2017