El asesinato de dos funcionarios del Ejército presuntamente a manos de un niño de 10 años y una adolescente de 15 años, durante la madrugada del domingo 19 de marzo, ha conmocionado a la colectividad y vuelto la mirada hacia el drama que sacude espacios públicos caraqueños, donde va en aumento la presencia de niños y jóvenes en situación de calle.

La participación de niños y adolescentes en homicidios alcanzó 238 casos de los estudiados por los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap) en 2016. El robo fue otro de los delitos más reincidentes con 1.012 casos.

Si las cifras se comparan con las recopiladas por la organización en 2014, se aprecia un incremento en la conformación de bandas y la participación de los más jóvenes en delitos de extorsión.

El informe concluye que los varones predominan (94%) como agentes de hechos delictivos. Sin embargo, continúa el ascenso progresivo de la participación de féminas, al pasar de 152 casos en 2015 a 190 en 2016.

Cada vez son más

El coordinador nacional de la Asociación Civil Red de Casas Don Bosco, Leonardo Rodríguez, señaló que en los últimos seis meses notaron un incremento alarmante en la cantidad de niños en situación de calle. “De cinco casos pasamos a atender 20 diarios. Todos son muy pequeños, con edades entre los 8 y 10 años, y nos dicen que salen a buscar alimentos”, manifestó.

El abogado fue enfático en señalar como causa la crisis alimentaria, un elemento que contrasta con los casos que atendió en 2004 cuando la explotación infantil o la violencia intrafamiliar eran los principales motivos de la aparición de infantes en las calles.

En el Consejo de Protección del Niño y el Adolescente del municipio Sucre han recibido casos de padres que han agredido a sus hijos por comerse el alimento sin permiso.

“Una de las cosas que hemos visto es que los muchachos se agrupan para resguardarse y comienzan a aparecer figuras adultas a las que los niños llaman papá o mamá de calle. Estas personas aparentemente les brindan protección para que no sean víctimas de otros grupos con los que comparten los espacios”, señaló.

El trabajador social subrayó que no han visto patrones que refieran comportamientos criminales en los casos que reciben y por eso les sorprende que en el homicidio de los militares se vincule a un niño y a un adolescente.

“No hemos notado alto consumo de drogas, ni presencia de grandes cantidades de dinero o de armas en los niños que atendemos”, subrayó.

En Venezuela hay alrededor de 100 casas de abrigo para esta población y el 90% pertenecen a instituciones privadas que no se dan abasto, señaló Rodríguez.

“No recibimos apoyo del Gobierno nacional. Intentamos establecer contacto con el Viceministerio de la Suprema Felicidad y la Defensoría del Pueblo, pero ambos encuentros fueron infructuosos”, expresó.

La precaria situación económica de estos centros de atención reduce la variedad del menú disponible y limita el acceso a tratamientos médicos.

Las pandillas crecen

El coordinador general de Cecodap, Fernando Pereira, explicó que estos niños y adolescentes suelen tener un historial de dolor y sufrimiento y suelen agruparse en pandillas como mecanismo de protección.

“La violencia es utilizada como una forma de supervivencia. La calle es una escuela para estos niños y si alguno ha tenido experiencia con grupos al margen de la ley, transfiere ese saber a los otros”, manifestó.

Pereira relacionó la tasa de desempleo, la desinstitucionalización y la impunidad con el número de niños en condiciónde calle. “La mayoría de los desempleados son los más jóvenes, porque tienen menos experiencia y a nivel educativo hay muchas deficiencias. La adolescencia es una etapa especialmente expuesta que tiene la violencia con un riesgo importante”, concluyó.

Fuente: Efecto Cocuyo

Fecha: 21 de marzo de 2017

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