Golpes. Gas lacrimógeno. Palos. Piedras. Piquetes. De todo hubo en la demostración de fuerza que desplegó el Gobierno para impedir que los diputados llegaran a la sede del Palacio Federal Legislativo este martes.
Sobre esto, el politólogo y director del Centro de Estudios Políticos de la UCAB, Benigno Alarcón, explica que el Gobierno nacional, ante el profuso declive de su popularidad y su gestión, abraza la represión para frenar ese proceso de transición política que los lleve fuera del poder.
Venezuela vive una transición. El Gobierno lo sabe. Y le teme, además. Por eso, acciones como la de este martes 4 de Abril: con bombas lacrimógenas. Con disparos. Con piquetes. Con represión. Quiere evitar a como dé lugar, pues, esa transición porque se trata, nada menos, que el fin de su mandato.
“Esto no fue más que una escalada de conflicto provocada por el Gobierno para evitar que se produzca la transición política. Quiere evitar a toda costa que cualquier situación que implique un peligro de cambio político se concrete”, explica Alarcón.
El cambio sería, en tal caso, el final de la película. Pero ahora, en el nudo del relato, el Ejecutivo pierde su piso político. Se obliga, entonces a impedir todo avance.
“Las consecuencias de unas elecciones son muy altas. Todo está montado sobre el tinglado del Orden Constitucional. El objetivo del gobierno es mantener el control sobre el poder y estamos en el debate de la transición”, apunta.
Con información de: Correo del Caroní
Fecha: 05 de abril de 2017