Icónicos negocios que eran parte de la tradición culinaria de Caracas han cerrado sus puertas. Recientemente fueron las ventas de arepas Doña Caraotica y La Casa del Llano, que en un tiempo fueron parada obligatoria del caraqueño que se iba de fiesta hasta el amanecer; también los restaurantes Punta Grill y La fonda de Las Mercedes, todos ubicados en la urbanización que Nicolás Maduro pidió visitar a aquellos que aseguran que hay una crisis humanitaria en el país. “Manden una cámara a los restaurantes de Altamira, La Castellana y Las Mercedes para que vean la crisis humanitaria y las garrafas de whisky que pasean por ahí. Esa es Venezuela”, dijo Maduro la semana pasada.
“Una ciudad sin comercio es una ciudad muerta”, afirma Víctor Maldonado, gerente general de la Cámara de Comercio de Caracas. “Y las areperas, esos negocios típicos abiertos casi 24 horas, comienzan a ser una especie en extinción en del país”, agrega.
El gremio de comerciantes en la capital de Venezuela integra a unas 40.000 empresas, entre las cuales 9 de cada 10 son pequeños negocios a puerta de calle. “Hace 15 años había 80.000 negocios en Caracas, pero la tasa de mortalidad nos los ha llevado a la mitad. Los pequeños negocios son los que han podido sobrevivir porque los dueños pueden despachar a los empleados y trabajar ellos y además nunca vivieron de los dólares preferenciales del Gobierno que solo llegaron a 20.000 empresas de las 200.000 que quedan en el país”, afirma Maldonado.
Caracas ha ido perdiendo su vida nocturna con los años, especialmente en Las Mercedes. La medianoche que solía marcar el regreso a casa se ha adelantado a las 19.00, cuando las calles empiezan a quedarse solas.
La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional presentó ayer la variación de la actividad económica durante 2017. El indicador registró una caída de 13,2% y un acumulado de 25,1% desde 2012.
La escasez, la inseguridad jurídica y ciudadana, las fiscalizaciones y controles del Gobierno a la actividad comercial y la ley del trabajo que aprobó Hugo Chávez, que impuso beneficios laborales difíciles de cumplir para los patronos, son las principales razones que han llevado a la mortandad de comercios en el país. Ahora, la hiperinflación está acelerando la crisis. Maduro decretó la semana pasada un nuevo aumento salarial del 58% —el segundo del año y el vigésimo en sus cuatro años de Gobierno—, que estimulará una nueva oleada de cierres, según aseguran economistas y gremios como Conindustria.
Caída de la agroindustria
Víctor Maldonado, de la Cámara de Comercio, agrega otro factor que complica las cosas. La capital ha resistido mejor la crisis de servicios que el interior del país. Pero este año los cortes de energía producto de averías —como el que dejó el aeropuerto Simón Bolívar inoperativo e inmerso en el caos por horas—, los fallos en el suministro de agua y en las telecomunicaciones comienzan a hacerse recurrentes. “El sector de restaurantes también se está viendo muy afectado por la brutal caída de la agroindustria que les impide mantener la carta”, agrega el representante.
El panorama de desolación se repite en mayor o menor medida en otros corredores comerciales como la avenida Baralt, en el centro, la avenida Rómulo Gallegos, en el este, o el bulevar Sabana Grande, la calle peatonal de Caracas. La caída de la actividad comercial se nota incluso en el tránsito. Los embotellamientos, uno de los martirios del caraqueño hace unos años, han disminuido.
En octubre del año pasado dos tercios de los negocios en la capital tenían pensado cerrar definitivamente por la dura situación que atraviesa el país, según un sondeo trimestral que realiza la Cámara de Comercio de Caracas. “Ahora estamos preparando el primer sondeo de este año, y prevemos que la cantidad va a ser mayor, porque el comerciante no tiene expectativas de que en el horizonte haya una salida política a esta crisis económica”, apunta Maldonado.
Publicado por El País
06/03/2018