En su más reciente Exhortación Pastoral, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) lanzó una advertencia: “Las actitudes de prepotencia, autoritarismo y abuso de poder, así como la constante violación de los derechos humanos, van acumulando sobre sus autores un rechazo que las generaciones futuras les reclamarán. En cierto modo resulta suicida seguir insistiendo tercamente en un camino de autodestrucción que se volverá contra sus promotores. La Iglesia no alienta los deseos de venganza ni las retaliaciones, pero tampoco promueve la impunidad de delitos que atentan contra la vida, la dignidad humana y los derechos fundamentales”.

En medio de un escenario de incertidumbre, por la paralización de las negociaciones que se realizaban en Barbados con la mediación de Noruega y la revelación de conversaciones secretas entre funcionarios del régimen con Estados Unidos. La siguiente entrevista fue realizada a monseñor José Luis Azuaje, presidente de la CEV y Arzobispo de Maracaibo.

Hace un mes el papa Francisco pidió que lo antes posible se llegara a un acuerdo para poner fin al sufrimiento de los venezolanos. ¿Está Venezuela cerca de ese acuerdo o luce cada vez más lejano?

—Ciertamente el papa Francisco ha estado muy cercano a la problemática que vivimos en Venezuela, bien sea cuando vamos a Roma o también a través de sus mensajes o del señor Nuncio, nos expresa su preocupación. Pero también nos expresa el hecho de que tantas oportunidades hemos tenido de poder resolver el problema y no se ha hecho, lo que implica una falta de voluntad entre quienes deben asumir estas responsabilidades. Por eso consideramos que aún falta mucho para que se dé un acuerdo. Y sobre todo un acuerdo que tome en cuenta al pueblo venezolano. No queremos un acuerdo entre élites, entre políticos, sino realmente que sea el pueblo venezolano el que debe decidir. Por eso se deben retomar estas conversaciones, porque es la única manera de solventar los problemas, pero siempre con el criterio de ir a elecciones, porque no hay otro camino. El camino que tiene el pueblo venezolano es ir a elecciones, pero de forma libre y con todas las garantías democráticas de nuestra Constitución.

Las negociaciones en Barbados tienen ya dos semanas paralizadas desde que Nicolás Maduro decidió levantarse. ¿Qué llamado le hace a Maduro?

—No solamente es un llamado a Nicolás Maduro, sino un llamado a todos los políticos para que asuman su responsabilidad, incluso el mismo pueblo venezolano, para que en todo el proceso pueda participar. Las esperanzas se tienen siempre en un cambio de régimen, no en otra cosa. El pueblo ha sido abandonado, aquí no funciona nada. Lo último que ha pasado es que han colapsado los servicios públicos, la electricidad, el agua, el transporte público, la vialidad. Todo es un desastre. Casi podemos decir que hay ciudades como Maracaibo, donde yo vivo y soy Arzobispo, que están en el abandono total. Entonces es difícil.

—¿Qué puede pasar si no se retoman las negociaciones? ¿Se cierra la posibilidad de una salida pacífica?

—Yo creo que la decisión la tiene el pueblo venezolano. Nosotros hemos sido golpeados brutalmente a través de la represión y también la carencia de todo lo necesario para una vida digna. Pero a pesar de eso nos queda fuerza, nos anima la esperanza de un futuro mejor. Y cuando Venezuela, el pueblo venezolano siempre se ha propuesto realizar algo, pues lo hace. Pensamos nosotros que las salidas pacíficas siempre están a la orden del día, pero no hay que arrinconar al pueblo porque cualquier cosa pudiera suceder. Todos anhelamos que esto se solucione pacíficamente, a pesar de que aquí en Venezuela están metidos grupos de toda índole.

¿Qué opina de las conversaciones que algunos funcionarios del régimen están teniendo con Estados Unidos? El embajador John Bolton afirmó que negocian a espaldas de Maduro su salida del poder.

—Toda conversación, diálogo, negociación o como se quiera llamar, que se haga en favor del pueblo venezolano, es bienvenida. Pero repito, como hemos dicho los obispos, debe tener una direccionalidad, que es entrar en un proceso electoral y especialmente en un cambio de régimen. De lo contrario seguiremos de mal en peor.

—Como presidente regional de Cáritas para América Latina y El Caribe, ¿cómo evalúa la atención que ha brindado la comunidad internacional a la crisis migratoria?

—Nosotros hemos sido siempre muy claros en agradecer a todos estos países, especialmente en Sudamérica, que han recibido a los hermanos venezolanos. Las conferencias episcopales de esos países, como también las Cáritas nacionales, diocesanas y parroquiales, se han activado para acoger a los venezolanos. Y lo han hecho tanto en el ámbito legal, como el auxilio humanitario, como también la ayuda psicológica. Se han creado varios programas apoyados incluso por Cáritas internacional y otras instancias de la Iglesia, para que los venezolanos puedan llegar, adaptarse en ese país, entrar al mundo laboral y poder ayudar a su familia que sigue en Venezuela.

Con información de Infobae

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