Con apenas nueve meses en circulación, los billetes de 2, 5,10, 20 y 50 bolívares ya son rechazados por el grueso de la población y corren el riesgo de ser utilizados como papel de origami. Incluso el billete de Bs. 100 es causa de conflicto en Maracaibo, donde los comerciantes se niegan a aceptarlos.

Ocho meses fueron más que suficientes para que los billetes del nuevo cono monetario perdieran tanto valor de compra que la población, los comerciantes y los transportistas se niegan a recibirlos. Los billetes de más alta denominación —500, 200 y 100 bolívares— solo pueden comprar entre 0,4 y 1,3 % de lo que compraban en agosto de 2018, cuando fueron puestos en circulación.

Cinco de los ocho billetes que conforman el cono monetario no compran ningún producto. Las monedas —de 1 y 0,5 bolívares— son prácticamente inexistentes y su circulación fue tan restringida que es poco probable que alguien tenga una.

El cono anterior tardó unos ocho años en perder su valor y convertirse en materia prima para hacer origami. En contraste, menos de un año se necesitó (debido a la hiperinflación) para que los billetes de 2, 5,10, 20 y 50 bolívares, que nacieron con el apellido «soberano», sean objeto de rechazo por el grueso de la población y seguramente falta poco para que se empiecen a ver carteras y monederos hechos con ellos.

La promesa de recuperación del poder adquisitivo, que precedió la aplicación de la reconversión monetaria, no se cumplió y ante esta realidad —donde cada día se compra menos con cada billete— los ciudadanos prefieren romperlos o arrojarlos por las ventanas para evitar que sigan circulando.

En agosto de 2018 (mes de la reconversión monetaria) se podían adquirir 2,6 kilos de queso Santa Bárbara; 1,5 kilos de pernil y 3,3 kilos de papas en el Mercado Municipal de Quinta Crespo. La pérdida de poder de compra de los billetes es de tal magnitud que a principios de abril de 2019, con un billete de Bs. 500 solo se podían comprar 20 gramos de queso Santa Barbara; con un billete de Bs. 200; 20 gramos de pernil y con un billete de Bs. 100, solo 15 gramos de papa en el Quinta Crespo.

Estos productos aumentaron entre 7647 y 21.566 % entre agosto de 2018 y abril de 2019, por lo que ahora se necesitarían entre 73 y 214 billetes de cada denominación para comprar las mismas cantidades. Los venezolanos enfrentan los estragos de la inflación interanual —1.623.656 % (marzo 2018 y marzo de 2019)— sin que se actualice la familia de billetes.

Para el economista y diputado José Guerra, el bolívar soberano ya es un cono monetario muerto. Guerra calcula que el billete de más alta denominación ha perdido entre 70 % y 80 % de su poder adquisitivo durante sus primeros ocho meses en circulación: la inflación, la escasez de bienes y servicios, los conflictos políticos y la caída del Producto Interno Bruto (PIB) devastaron el valor de la moneda venezolana.

La cantidad de monedas y billetes dispuestos por el Banco Central de Venezuela (BCV) apenas alcanza 5,6 % de la liquidez monetaria (4.891.372.492.153 bolívares). Y tal cantidad se considera insuficiente, según  expertos, pues en una economía sana debe circular al menos 12 % de la liquidez en efectivo.

Con información de El Pitazo

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