En la capital del municipio del fronterizo Apure, Guasdualito, la gente cumple la cuarentena con incertidumbre. Las calles están vacías, las pocas personas que salen a pie y en bicicleta están en busca de alimentos. Muchos se preguntan qué va a pasar cuando se termine lo poco que les queda en sus casas.
Quienes viven del día a día “colando y bebiendo”, como Fernando e Isadora, que venden chorizos a la parrilla en una esquina de la ciudad, aseguran ser los más afectados.
Les toman fotos y los amenazan. Ya es la segunda advertencia. No puede seguir vendiendo chorizos en la calle o tendrán consecuencias, les dijeron.
¿Pero qué comerán sus hijas si no salen a vender?. Así están la mayorías de las familias de la frontera quienes están dispuestas a cumplir la cuarentena siempre y cuando les garanticen alimentos y agua.
No hay combustible pa tanta gente
Solo los cuerpos de seguridad y quienes trasladan alimentos tienen acceso al combustible en las desoladas estaciones de servicio de Guasdualito, pero en las ventas clandestinas si hay suficiente y no existe discriminación mientras los usuarios saquen pesos colombianos.
Mary Caballero, una ciudadana que se queja, dice que “hoy amaneció el litro de combustible en 6 mil pesos, casi dos dólares, muy triste y lamentable pero sigue la anarquía en nuestra población, es muy delicado que solo quienes tienen las armas tienen derecho”.
¿Que echarle a la olla en cuarentena?
La dieta tradicional de los llaneros se está viendo afectada por la cuarentena. Los ciudadanos exigen “que nos vendan clap, carne y queso”
A falta de los alimentos tradicionales en las mesas de los apureños, y que son de fácil acceso por ser zona productora, la dieta ha cambiado. Por ejemplo, el almuerzo blanco, como dice, Carlos Gómez, “arroz y yuca porque el queso se terminó”.
Carlos vende queso en su casa. Desde que inició la cuarentena su proveedora no ha podido pasar del fundo donde se produce el queso hasta el centro de Guasdualito y así continuar la cadena de comercialización del lácteo llanero. “No hay queso para vender, yo creo que no pueden pasar del sector El Palito hasta aquí”.
En cuarentena lejos de casa
El río Arauca y las restricciones no detienen a los venezolanos que desean pasar de Colombia a Venezuela.
Más de 200 personas han ingresado al país cruzando en canoas y pasos no autorizados, pero en los puntos de control son detenidos y posteriormente ingresados a los albergues de cuarentena.
Instituciones educativas como la Escuela Técnica Fransisco Aramendi, en la población fronteriza de El Amparo, funcionan como alojamientos improvisador por el gobierno.
Los ciudadanos de frontera continúan cumpliendo la cuarentena y desahogándose a través de la radio.
Esperan respuestas de las autoridades a sus múltiples preocupaciones, tales como comida, agua, gas doméstico y gasolina.
Mientras tanto, habrá que seguir esperando.
Con información de Fe y Alegría