En Carabobo, las consecuencias de las fallas eléctricas son cada vez más graves. Ya no solo se trata de artefactos dañados, de noches sin dormir, y de una calidad de vida desmejorada. Sino de una crisis de salud pública.

Son horas sin el servicio las que se viven a diario en diferentes sectores de la entidad. Interrupciones de las que no escapan clínicas y hospitales, donde se dejan de hacer estudios especiales durante los apagones, y se pone en riesgo la vida de pacientes que dependen de conexiones eléctricas, mientras que las plantas dejan de funcionar por desperfectos mecánicos o falta de combustible.

Así lo denunció el diputado de la Asamblea Nacional (AN), Ángel Álvarez Gil, integrante de la comisión de administración y servicios públicos. De forma tajante hizo una exigencia al ministro Luis Motta Domínguez: “Ya está bueno de twits y de excusas, el país necesita una respuesta seria, que se le diga cuándo se va a resolver el problema de la electricidad”.

Para el parlamentario está claro cuál es el problema. “Luego de 20 años de advertencias que se hicieron a todos los niveles del Gobierno, hoy la falta de inversión la estamos pagando bien caro los ciudadanos de Carabobo, y desde el Ejecutivo se dice que es sabotaje, pero lo que realmente ha pasado aquí es que hay incapacidad y altos niveles de corrupción”.

Cuestionó que no exista un  cronograma serio de estos cortes. “Pero también debemos reflexionar que no tenemos por qué vivir con racionamientos. Queremos soluciones definitivas, que se le presente un plan a Carabobo de cuándo se le pondrá fin a este problema de salud pública”.

Con información de Caraota Digital

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