Atrás quedaron los tiempos en los que Oswaldo Cisneros acertó un zarpazo a Pepsi-Cola, rompiendo intempestivamente -después de 57 años de relación comercial- el contrato de producción de sus marcas líderes en el país, para pactar con su competidora Coca-Cola, cuyos productos apenas se conseguían en la plaza local.

Aquel capítulo en la historia de los negocios en Venezuela cambió por completo el mercado de refrescos y llevó a Coca-Cola a dominarlo por completo hasta que Pepsi encontró meses después a un nuevo aliado para mantener operaciones en el país: Empresas Polar.

Cuando han pasado casi 20 años de la Guerra de las Colas, como se conoció el caso, ahora la batalla se libra en otro terreno. Las tradicionales competidoras se enfrentan en un mercado que no cuenta con inventarios de azúcar industrial, en un contexto de economía en crisis.

El deficiente manejo de los centrales azucareros por parte del Estado (tiene 11), y los controles de precios y de cambio y restricciones al sector privado (con 6 de estas instalaciones) para operar, han puesto a la industria en una situación precaria.

En enero de 2013, una resolución conjunta de los ministerios para la Alimentación, para Industrias, para la Agricultura y Tierras y para el Comercioe fijó a los centrales azucareros el porcentaje de producción y comercialización de azúcar para uso industrial y doméstico, en una medida que perseguía asegurar el producto en la mesa de los hogares, cuando comenzaba asomarse la escasez.

Desde entonces se obligaba a destinar 70% de la producción del azúcar a uso doméstico y el 30% restante a uso industrial, recuerda Empresas Polar en su página web, lo que resulta insuficiente para cubrir los distintos usos que se le da al producto.

Ante el agotamiento de la materia prima nacional, la industria requiere de importaciones de azúcar cruda, pero esta opción está centralizada por el Estado.

De acuerdo con el más reciente reporte de inventario de azúcar industrial de Pepsi-Cola Venezuela, correspondiente a la semana del 4 al 10 de julio, esta empresa mantenía 890,55 toneladas equivalente a 5,2 días de producción.

Esta escasez llevó a las compañías de refrescos a incorporar a su portafolio productos elaborados con edulcorantes artificiales y evitar el uso de azúcar.

Coca-Cola sin calorías, es la nueva versión de la empresa para hacer frente a la ausencia de azúcar, en tanto que PepsiCo apuesta a Pepsi Max, que llegaron a Venezuela para competir por el gusto de los venezolanos por los edulcorantes.

A finales de junio, Cola-Cola Femsa hizo el anuncio del lanzamiento en Venezuela desde la ciudad colombiana de Bogotá, y PepsiCo Venezuela lo hizo el 19 de julio desde el Hard Rock Café Caracas.

El aspartame y acesulfame son los ingredientes que pasan a reemplazar el azúcar en ambas bebidas gaseosas y que buscarán ganarse el gusto de los consumidores.

El acesulfamo de potasio es un edulcorante artificial más dulce que el azúcar y que combinado con el aspartame, un edulcorante no calórico, otorga el dulzor a la Coca-Cola sin calorías y a Pepsi Max, máximo sabor sin azúcar, como lo promueven las empresas en sus envases.

Pero la producción con edulcorantes va más allá de las colas negras. En los anaqueles empiezan a verse refrescos de sabores de Coca-Cola también sin calorías.

FUENTE: EL ESTÍMULO

Ir a la barra de herramientas