La capital zuliana se ha transformado en un enorme estacionamiento, con largas filas de vehículos que permanecen estático por horas en calles y avenidas; inician marcha y vuelven a detenerse al instante. Así lo ve a diario Suárez, quien vive cerca de tres estaciones de servicio.
“Las colas son kilométricas. La gente amenace en esas cosas, duermen en sus carros. Es abrumador y terrible el suministro de gasolina”, manifestó Gladys Suarez.
En esta ciudad la incertidumbre para el suministro de gasolina es mayor que quizá en otras ciudades. En sectores de Maracaibo solo disponen de máximo seis horas de luz al día, por lo tanto deben recurrir a bombas que cuenten con planta eléctrica. Los ciudadanos están de manos atadas, porque el sistema de transporte público también es precario.
“Debo ahorrar la gasolina, rodar poco. La última vez que surtí duré nueve horas. Hay muy pocos autobuses como para movilizarme de otra manera”, dijo.
Suárez no solo reclamó la falta de suministro de combustible, que asegura existe desde hace meses. También denunció la venta de la gasolina en dólares para los privilegiados que dispongan de las divisas. Cobran entre 3 dólares y 10 dólares, dependiendo del tamaño del tanque. Esta cola es mucho más rápida.
Suárez aseguró que de este cobro irregular, participan funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la policía local. “Es una tragedia para nosotros colocar gasolina y además los negocios que hay detrás. Los propios funcionarios se acercan al carro y preguntan cuánto vas a pagar en dólares”.
En Mérida, Anzoátegui, Táchira, Lara, Carabobo, Monagas, Bolívar, Guárico, Portuguesa y Aragua también han reportado largas colas para surtir de gasolina.
En Palo Negro (Aragua), reportaron colas de más de nueve horas. Al igual que en Maracaibo, en algunas estaciones se pagaba en dólares o hasta con comida. Las colas llenan la capital aragueña. Pocas estaciones disponen del combustible.
Colapso de la industria
Solo hay una refinería activa. Desde el miércoles 15 de mayo se paralizó la refinería de Cardón (Falcón), una de las dos refinerías que aún funcionan en Venezuela. Junto a Cardón, resta la refinería de Amuay (Falcón). Esta falla afecta el suministro de combustible, así lo afirmó el economista José Toro Hardy.
Eran cinco refinerías principales en el país. Sin embargo, Amuay solo trabaja a 10% de su capacidad instalada. Por lo tanto, Venezuela pasó de producir casi un millón de barriles de gasolina diarios a aproximadamente 100 mil barriles.
A pesar de que se ha traído la gasolina de otros países, como la India y España, la compra ha disminuido y tampoco el Gobierno dispone del dinero suficiente para importar el combustible necesario.
La escasez de combustible se ha agudizado en parte por la falta de transporte para distribuir la gasolina.
Con información de Efecto Cocuyo