Altos precios, poca variedad y un mercado desolado es el ambiente que reina en el comercio venezolano pese a acercase a la temporada navideña. En su mayoría, los consumidores coinciden en que dicho panorama se debe a las medidas tomadas por el Gobierno, sin embargo, hay quienes creen en la teoría de la desestabilización con fines políticos.
Sammy Lora, un joven comerciante en Chacaito, quien asegura que en su establecimiento trata de mantener precios accesibles, pero debido a la crisis que se vive en Venezuela tiene que estar actualizándolo a la medida que sube el dólar.
“Producción nacional no hay, todo es importado. Y cuando se hace la importación se elevan los costos. Muchos nos echan la culpa pero en realidad la culpa no viene de nosotros. Hay que ir a la raíz del problema y no a los comerciantes, porque ya quedamos pocos”, aseveró.
Cabe destacar que desde hace más de 14 años la economía venezolana ha tomado un rumbo que ha llevado al país a la peor crisis vivida en su historia, dejando como consecuencia la destrucción del aparato productivo, con unas 8 mil empresas cerradas, más de 600 expropiadas y 50% del comercio quebrado; ha acumulado una de las tasas de inflación más alta del planeta, que según especialistas cerrará el año en 1200%; y ha devaluado el Bolívar en relación a otras monedas extranjeras, pese al control cambiario impuesto en 2003, disminuyendo así el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Para Edith Vergara, comerciante y diseñadora de Caracas, la crisis afecta a todos los venezolanos. “Para nosotros como pequeño comerciantes no hay telas, y las que conseguimos tenemos que pagarla en dólares, y cuando sube el dólar sube también el precio de la tela, los hilos, y todos los costos. A nosotros no nos dan dólares Dicom y tenemos que salir a comprar dólares al mercado negro, por lo que tenemos que estar aumentando la mercancía, porque si no, no podemos seguir trabajando”.
Nestor Castro, propietario de un puesto de ropa en un mercado caraqueño, aseguró que todos están resistiendo a la inflación. “Mientras suba la inflación nosotros también tenemos que actualizar los precios, y también depende del precio del dólar, porque trabajamos con ropa importada”.
Durante un recorrido por el Boulevard de Sabana Grande, en Caracas, un jean para dama oscila entre los 200 mil y 500 mil bolívares, mientras que en un centro comercial supera el millón de bolívares, razón de quejas para muchos. “Las ventas están muy bajas por el aumento de los precios. No se vende de la misma manera que hace uno o dos años atrás. En diciembre quizás aumenten otra vez los precios de la ropa, y eso va hacer que las ventas sigan cayendo”, dijo Dilimar Reyes, vendedora de una tienda de ropa para dama.
“Todos nos vemos afectados con esta situación. Este será un diciembre muy triste para nosotros los comerciantes, a pesar de tratar de tener precios accesibles. Ningún vestido va costar entre 80 o 90 mil bolívares cuando el metro de tela está en 110 mil bolívares”, completó Vergara, quien comentó que la escasez de telas también les aqueja.
Sector textil en crisis
Otro de los problemas que enfrentan los comerciantes es la crisis del sector textil, que según la Asociación Textil Venezolana sólo funciona el 25% de la capacidad instalada, esto debido a que el gobierno no les liquida dólares para importar materia prima, y quienes aún siguen trabajando reportan que los costos de producción se elevaron en 880% en un año, sostiene Conindustria.
“Uno compraba la tela hace tres meses atrás en 7 mil 500 bolívares y esa misma tela hoy se está comprando entre 110 mil y 120 mil bolívares. Mientras que un rollo de tela que costaba 500 mil bolívares hoy cuesta 10 millones de bolívares. Es imposible seguir trabajando así, pero nosotros hacemos lo que podemos, y queremos seguir produciendo en Venezuela; todavía tenemos fe y creemos en el país”, dijo la diseñadora Edith Vergara, quien argumentó que se ve obligada a incrementar los precios de la prenda de vestir para continuar produciendo, de lo contrario tendrían que bajar la santamaría.
Aumentos salariales no ayudan
Los continuos decretos presidenciales de ajustes salariales, que lejos de apaciguar los efectos de la inflación en el bolsillo de los trabajadores, es otro de los factores que agudiza la crisis, aseguran los comerciantes, ya que atenta contra la operatividad de las pequeñas empresas.
“Actualmente en el negocio tenemos cinco empleados, y anteriormente teníamos 10. Hemos tenido que ir reduciendo personal debido a los aumentos, los altos precios de la mercancía y que las ventas han bajado. Si seguimos así, ¿el año que viene cuántos empleados vamos a tener?”, sentenció Lora, dueño de un tienda de prensa de vestir de Caracas.
Sin duda este desequilibrio económico que coloca contra la pared a los comerciantes que aún apuestan por el país, afectan también las tradiciones del venezolano, quienes para las fiestas de Navidad y Año Nuevo acostumbraban a lucir ropa y calzado nuevo, pero para este año tendrán que decidir entre comer o vestir.
Prensa Henrique Capriles
20/11/2017