La contingencia que debe activar el Poder Electoral para recuperarse del incendio en los galpones de Mariches, el 7 de marzo, pasa por voluntad política y por la configuración de una directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) legítima e independiente. Para el director de Súmate, Francisco Castro, y Andrés Caleca, exrector del ente comicial, no debe olvidarse que la prioridad es que haya garantías para el ejercicio del voto libre.
Castro destacó que la información dada por la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, evidencia la opacidad del organismo: La rectora refirió que el fuego consumió 49.408 máquinas de votación, pero no precisó el porcentaje del parque tecnológico que resultó inhabilitado, ni sí en otro galpón hay más máquinas. “No deberíamos estar haciendo conjeturas sobre el incendio, requerimos saber dónde estamos parados”, dijo.
El director de Súmate cree que técnicamente es posible dar con soluciones a los venideros procesos electorales pero se requiere de una directiva legítima.
“Una de los grandes problemas de los últimos años es la falta de transparencia comicial. Urge un sistema electoral robusto. Aunque las máquinas y la infraestructura es importante, no debe perderse el foco de otros elementos como la actualización del Registro Electoral (RE), porque los ciudadanos no se pueden inscribir, que se habiliten los partidos políticos y a los dirigentes; que no haya cooptación y se garantice el ejercicio de una votación libre, además de garantizarse el derecho a elegir y ser elegido, y devolver a los ciudadanos la importancia del voto como instrumento de cambio”, dijo Francisco Castro, director de Súmate.
La primera es el voto manual, que no solo implica adecuar boletas y actas manuales, sino también construir un proceso que totalice de forma automatizada los votos porque, en los países del mundo donde se aplica esto los procesos son manuales hasta la emisión del acta de escrutinio, después hay un sistema de transmisión de los resultados en el que se emplea la tecnología.
La segunda alternativa, acotó, es reponer los equipos dañados, y comprar máquinas para ejercer el voto con una configuración similar a las máquinas que se perdieron. Asimismo, la tercera opción, indicó el director de Súmate implicaría construir un nuevo sistema automatizado, nueva tecnología de software y hardware.
“Cada una de estas opciones para el voto tiene implicaciones en términos de costos y de tiempos”, advirtió. Añadió que otro aspecto a definir es la empresa que realizaría los próximos procesos electorales luego de las denuncias de Smarmatic sobre inconsistencias e indicios de fraude en la elección de los miembros de la Asamblea Constituyente en 2017.
Casto subrayó que cualquier compra de las nuevas máquinas del CNE, con captahuella integrada, requiere de una orden para mandarlas a hacer, porque nadie tiene estos equipos en stock. A esto se suman las sanciones internacionales que pesan sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Enfatizó que, en los últimos procesos, de forma injustificada, el Poder Electoral ha disminuido el número de máquinas para ejercer el voto.
Orden varada
El expresidente del ente comicial Andrés Caleca dijo que, desde hace algún tiempo, en el CNE hay una orden de compra de 20.000 máquinas de votación. Refirió que todo el parque de hardware del proceso de votación automatizado quedó destruido con el incendio.
«En las últimas tres o cuatro elecciones funcionaron algo así como 25 mil máquinas de votación, porque muchas de ellas están en desuso por razones operativas y por toda la rosca que se le ha dado. Deben comprarse nuevas máquinas porque el software que se tiene quedó inservible dado que es específico para estos equipos», dijo el exrector Andrés Caleca.
Caleca calculó que recuperar las máquinas y montar un nuevo sistema de votación automatizado costaría cerca de 150 millones de dólares. Sobre un proceso manual, refirió que desde el año 1999 las elecciones han sido automatizadas y hay por los menos tres generaciones de votantes que no está familiarizado con un mecanismo de este tipo, eso sin contar con las triquiñuelas que podrían generarse, y el hecho de que el Plan República debería transportar las actas con los resultados y «el agravante de que la Fuerza Armada Nacional (FAN) se ha convertido en un partido político».
El exrector del CNE refirió que sí, con el proceso automatizado, resulta cuesta arriba que los testigos electorales se quedan hasta el final de la jornada, con un mecanismo manual, más la inseguridad y la intimidación de los colectivos, este tutelaje resulta más cuesta arriba.
Otro aspecto advertido por Andrés Caleca se refiere al desmantelamiento del CNE: Asegura que de casi 2.000 empleados, en la sede del Poder Electoral no pasan de 250. Eso sin contar las bajas en las Juntas Regionales y Municipales, organismos esenciales para las elecciones parlamentarias de 2020.
Contingencia y testigos
Aníbal Sánchez, consultor electoral, dijo que las máquinas de votación se adquirieron en diferentes lotes desde el año 2004. Aseguró que las primeras 20 mil costaron 24 millones de dólares, y que los equipos fueron fabricados por la empresa italiana Olivetti.
El experto comicial dijo que mantener la idea del sistema automatizado obligaría a comprar máquinas, pero también debe ponderarse si se usa el sistema mixto, no todos los procesos tienen que estar automatizados y en un tiempo la lectura del tarjetón era automática y la selección de las opciones era manual. Asimismo, la opción manual es clave el control de las mesas, testigos.
Sobre este último aspecto es fundamental atender los llamados al servicio electoral. En este caso, Aníbal Sánchez recuerda que un millón 400 mil votantes son seleccionados para este servicio, pero ignoran la convocatoria.
El consultor electoral cree que un nuevo CNE «facilitaría el acceso a programas de cooperación técnica, al momento de lograr créditos, incluso al viajar a demostraciones o cerrar contrataciones, y algo fundamental como lo es sembrar la confianza».
Con información de Tal Cual