1. A los pocos días de las elecciones regionales, los Obispos de Venezuela, reunidos por Estatutos para evaluar y diseñar los programas pastorales de las Comisiones de nuestra Conferencia Episcopal, hacemos llegar un mensaje de cercanía y solidaridad a todo el pueblo venezolano. Con él compartimos cotidianamente alegrías y tristezas, y sufrimos las dramáticas consecuencias que genera la profunda crisis ética, política, social y económica que afecta a todos, pero particularmente a los más pobres. A él, le aseguramos nuestra oración y el compromiso de seguir contribuyendo, desde nuestra misión de pastores del Pueblo de Dios, al bien común de nuestra nación.

2. El primer semestre del año estuvo caracterizado por un amplio y prolongado enfrentamiento político, generado por la pretensión del Ejecutivo Nacional de imponer un modelo socio-político que atenta contra la dignidad de la persona y desconoce la Constitución, y por la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, cuestionada y rechazada por la mayoría del pueblo. Ante esa conflictiva realidad la realización de las elecciones de Gobernadores del 15 de Octubre, a pesar de la desconfianza que ellas generaban en algunos sectores, constituía para muchos una luz en el camino y un motivo para la esperanza.

3. Vemos con preocupación que estas elecciones, aunque contaron con la participación de una buena parte del electorado, lejos de contribuir al fortalecimiento de la institucionalidad democrática a través del voto libre, universal e imparcial, han hecho más difícil aún la solución consensuada de los problemas que nos aquejan, han generado nuevas dudas e interrogantes y han abierto la puerta a mayores tensiones y conflictos de cara al futuro de nuestro país.

4. Deploramos que el Consejo Nacional Electoral, haciendo caso omiso de los llamados realizados desde diversas instancias nacionales e internacionales, se haya mostrado una vez más como un árbitro parcializado, al servicio del Partido oficial. Son múltiples las irregularidades cometidas en la implementación del proceso electoral: el impedir que las organizaciones políticas pudieran sustituir los candidatos tal como está previsto en la ley, la migración a última hora de electores hacia otros centros de votación, la falta de una observación internacional plural, los abusos en el voto inducido. Todo esto constituye un obstáculo para el ejercicio del sufragio y genera desconfianza en los procesos electorales.

5. La decisión de crear nuevas autoridades, quitando competencias a los gobernadores electos de aquellos Estados que no favorecieron electoralmente al oficialismo, son un claro desconocimiento y una burla a la voluntad popular en la cual reside la legitimidad de cualquier elección.

6. Es muy lamentable que nuestro sistema electoral, no se ajuste en los actuales momentos a la ley. Es indispensable recuperar la justicia y ética del sistema, para que la ciudadanía pueda expresarse libre y confiadamente. y las futuras convocatorias, supervisadas por instancias internacionales plurales, devuelvan la paz y la tranquilidad a la sociedad venezolana.

7. El cúmulo de irregularidades, el uso de medios y recursos del Estado para hacer propaganda y, en una palabra, el ventajismo oficial no debe llevarnos a la pérdida de la credibilidad y confianza en el poder del voto como vía de solución pacífica y democrática para los cambios urgentes y trascendentales que requiere el país. No se puede prescindir de la vía electoral ¡No nos dejemos robar la esperanza!

8. Hacemos un urgente llamado a las autoridades civiles y militares para que pongan todo su empeño en devolverle al pueblo soberano el ejercicio libre y justo del voto y asegurarle la total trasparencia en el proceso, desde su convocatoria hasta la publicación de sus resultados.

9. Fundados en la enseñanza social de la Iglesia proclamamos una vez más la primacía de la persona y sus derechos universales por encima de las ideologías, sistemas de gobierno e intereses particulares. Convocamos a todas las instancias de la vida social a respetar, defender y promover los derechos civiles y a no desmayar en el reclamo de ellos.

10. Al querido pueblo venezolano que anhela vivir en paz y construir un futuro mejor para sus hijos, lo exhortamos a no dejarse llevar por la irracionalidad o el fanatismo en la controversia política.

11. El pueblo tiene derecho a exigir de la dirigencia política que se ocupe primordialmente de sus necesidades más sentidas, las conozca más de cerca, las experimente y le ofrezca un proyecto de país coherente, fundamentado en la justicia y el bien común sin exclusiones.

12. Elevamos nuestra oración al Dios que alienta nuestra esperanza ante los serios problemas que afectan a nuestra sociedad y que causan angustia y desánimo en muchos corazones. Nos encomendamos a la poderosa intercesión de Nuestra Señora de Coromoto y le pedimos que vele por nosotros para que vivamos en concordia, libertad y paz.

Caracas, 19 de octubre de 2017
LOS ARZOBISPOS Y OBISPOS DE VENEZUELA

Tomado de La Patilla
19/10/2017

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