Tres caciques provenientes de las principales etnias indígenas del estado Monagas viajaron hasta la ciudad de Maturín para exigir atención gubernamental para las poblaciones que representan.

En comunidades waraos como Wana, Boca de Janeiro y Caño de Piedra, las carencias son palpables y aunque tradicionalmente han vivido de la caza, la pesca y la siembra, en los últimos años han tenido que sortear la escasez.

El consumo de proteína se ha vuelto esporádico e incluso nulo. La insalubridad y el hambre son los principales problemas de estas comunidades en medio de la crisis nacional.

Afirman que la diputada indígena por el estado Monagas, Astrid Baeza, no ha cumplido con el compromiso que asumió de mejorar las condiciones de vida de las etnias de Monagas, en cada uno de los asentamientos. Destacaron que la necesidad se ha incrementado en los últimos años.

Comunidad Wana

400 habitantes pertenecen a la comunidad Wana, donde la crisis que persiste en el país se acentúa cada vez más en esta población por la falta de atención gubernamental y lo retirada que se encuentra de la ciudad.

Lino Plaza, cacique de Wana, manifestó que la falta de agua y comida han sido unos de los problemas más graves, pues la población está amenazada con enfermedades por no llevar una dieta balanceada y tomar agua que no ha sido potabilizada.

“No tenemos agua. Tomamos agua del río y nos pegan las enfermedades que a veces no aguantamos. Allá no hay medicatura, ni pastillas. Nada. Ya no aguantamos”, manifestó.

De acuerdo con Plaza, de una población de 400 indígenas al menos 50 han enfermado y 20 han muerto por falta de atención y medicamentos. La alimentación es precaria. La yuca se ha convertido en el plato principal, pues forma parte de la cosecha, en oportunidades alivia el hambre. Apenas hacen una sola comida diaria.

Comunidad Boca de Janeiro

Con una población 116 habitantes, la comunidad Boca de Jainero se califica como “indígenas abandonados en un caño”, dada la falta de camineras, agua potable e incluso de comida.

Las enfermedades como consecuencia de una mala alimentación y consumo de agua no potable han ocasionado que seis niños y siete adultos de la comunidad fallecieran. La falta de centros de atención y medicamentos ha obligado a los indígenas a la utilización de hierbas que en los últimos casos no han generado resultados satisfactorios.

“No tenemos ayuda como tal. Allá en la comunidad pegan todo tipo de enfermedades, no hay, así como en Maturín, medicaturas, ni una pastillita, ni motor para las lanchas. Nosotros somos indígenas abandonados en un caño. Allá lo que hay es agua y brisa”, relató Marcano.

En la actualidad, hay siete niños enfermos con síntomas como vómito y diarrea.  Marcano expresó que no tienen forma de llevarlos a una medicatura cercana por la falta de motor en las lanchas.

La situación en cuanto a las autoridades resulta un tanto difícil. El cacique de esta comunidad afirmó que las cajas Clap no llegan a la población, a su juicio las concejales no las distribuyen.

“Yeliza Barilla y Melissa Barilla son dos hermanas indígenas. Ellas nos dicen que ya nosotros (los caciques) no tenemos poder, que las poderosas son ellas. Y no nos hacen llegar las cajas de comida. Ya los caciques no existen para ellas, se alzan.”

Comunidad Caño de Piedra

Con una población de 36 waraos, en Caño de Piedra la mayoría son agricultores y de esta forma han podido sortear el hambre, a pesar de que desde hace muchos años no tienen proteína en sus platos. Comer una sola vez al día se ha vuelto una constante. En oportunidades distribuyen las verduras para poder hacer las tres comidas diarias.

Rodríguez detalló que 12 niños de la comunidad Caño de Piedra han muerto por falta de atención. Los niños presentaron síntomas como vómito y diarrea; así mismo 12 adultos han fallecido por falta de atención médica.

“Nosotros vinimos a Maturín a hablar con la diputada indígena, pero no está en su oficina”, expresó.

Pese a que el Gobierno nacional en varias oportunidades ha comentado que atienden a las etnias indígenas y las han visibilizado e incluido en la sociedad, la situación descrita en las comunidades expresa todo lo contrario.

Los caciques comentan que la situación que vive el país los ha obligado a cambiar el estilo de vida en sus poblaciones. Aseguran que ahora solo viven para buscar comida.

Anteriormente, realizaban artesanías, pero la falta de materiales los ha hecho desistir de esta actividad que generaba ingresos. Los caciques coinciden en que sus necesidades se incrementaron desde que se inició el proceso revolucionario hace más de 20 años.

Con información de Crónica Uno

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