«Con Dios en tu vida nunca es el final del camino: puedes tener esperanza y esperar cosas buenas, aun cuando todo se ve oscuro».
Hoy, domingo de resurrección, recordemos que Jesús luchó para que la palabra del Santo Padre fuera escuchada, y tanto creyó en nosotros que murió para lograr para nosotros la vida eterna. Los venezolanos no podemos perder la fe y la esperanza: fe en Dios y en nosotros mismos, y esperanza de que juntos saldremos adelante. Mostremos con el ejemplo lo que queremos para nuestra Venezuela.
Hay momentos en la vida en que sentimos que el mundo se nos viene abajo, es normal sentirse así cuando observamos cómo nuestro país se viene abajo en manos de unos pocos que no hacen nada por resolver los problemas, que agobian a nuestro pueblo y no toman las decisiones correctas para sacarnos de esta profunda crisis en la que vivimos.
Quienes están en esa cúpula del gobierno quieren que nuestro pueblo pierda la esperanza y la fe, para ellos mantenerse en el poder. Porque cuando no se tiene nada que ofrecer y cuando no se tienen habilidades, lo único que queda es atornillarse en el poder para mantener una posición a costillas del bienestar del pueblo.
Yo los invito hoy a pensar, a imaginar y a soñar con lo que podemos llegar a ser si cada uno de nosotros activa la fuerza que tenemos dentro. Y es esa fe y esa esperanza las que producen en nosotros el deseo de luchar y de afrontar, con la mejor de las actitudes, cada una de las situaciones que se nos presentan a diario, por muy difíciles que sean, nos dan la fortaleza necesaria para seguir adelante y no renunciar a nuestros sueños.
Los venezolanos somos un solo pueblo que quiere paz y progreso, y con nuestra convicción de que merecemos un país mejor nos mantenemos unidos para luchar cada día para construir ese camino que nos va a permitir dar pasos fuertes para alcanzar un cambio sólido y duradero. Creer que es posible es lo que nos da la fuerza para seguir avanzando y si avanzamos unidos somos indetenibles, así lo hemos demostrado.
El camino es largo, lo sabemos, algunos sienten que ha sido demasiado largo y quizás eso nos nubla la visión y permitimos que se permee nuestra esperanza. Pero cuando eso pase recuerden siempre los pasos que hemos dado y todo lo que hemos avanzado, pensar llegar a donde hemos llegado hace unos años era difícil de creer, hoy podemos decir que con paciencia y prudencia hemos logrado avanzar, porque hemos sabido que pasos debían darse y hemos sabido esperar los momentos correctos para darlos.
Ahora debemos dar nuevos pasos y siempre buscaremos que sean pasos firmes. Porque nuestra Venezuela merece un gobierno que piense primero en el bienestar del pueblo y no en llenarse los bolsillos; que trabaje para construir un país próspero y no uno donde la inflación se coma el salario de los venezolanos; que active la producción para que tu elijas que comprar y no que debas conformarte con lo que hay ni hacer largas colas para comprar alimentos; que realmente crea en la gente y dedique todos los recursos a multiplicar oportunidades para todos, sin discriminar a nadie por colores políticos o conveniencias.
Estamos librando una lucha entre un presente que promueve la amenaza, el miedo y el chantaje, como mecanismo de control político, y un futuro que promueve el trabajo, el esfuerzo colectivo y la esperanza, como mecanismo para alcanzar el progreso y las oportunidades a las que nuestro pueblo tiene derecho.
Los invito a soñar en esa Venezuela que sí es posible. Sembremos juntos esta Tierra de Gracia de oportunidades de estudio y de trabajo, con el apoyo de todo aquel que crea en nuestra Venezuela y esté dispuesto a sumar voluntades. Demostremos a quienes hoy están en el poder que si se pueden resolver los problemas y que para ello solo se necesita tener la voluntad de hacerlo y tomar las decisiones correctas.
El sueño de una Venezuela de progreso se siente en los venezolanos, en cada calle, en cada casa que visito, en las distintas comunidades que recorro todos los días, y es con ustedes, con nuestro pueblo, que cada día encuentro razones para ser muy optimista y llenarme de esperanza.
Mi compromiso con el país y con nuestro pueblo está intacto, cada vez tiene más fuerza. Juntos vamos a lograr un cambio electoral, pacífico, democrático y constitucional. Ese camino nos ha traído grandes avances y ahora tenemos la oportunidad de revocar la ineficiencia que nos tiene sumergidos en la peor crisis que hayamos atravesado.
El cambio está en nuestras manos. El poder más fuerte es el de tu voto. Unidos vamos a lograrlo.
Antes de finalizar estas palabras, quiero agradecer todos los mensajes que he recibido por mi recuperación, espero estar en los próximos días con ustedes siguiendo en la construcción del cambio, ¡mil gracias!
¡Que Dios ilumine nuestro camino y bendiga a nuestra Venezuela!
27-03-16