En Venezuela, la escasez de combustible y de oxígeno para uso médico impacta incluso a quienes cuentan con recursos para costear los elevados gastos que plantea enfrentar un cuadro grave de COVID-19.

Hacer frente al COVID-19 se ha vuelto un drama complejo de sobrellevar para familiares de quienes resultan enfermos de gravedad en Venezuela. La escasez de oxígeno medicinal que se registra en diversas ciudades como Acarigua o Barquisimeto, a unos 400 kilómetros al oeste de Caracas, es una de las tantas dificultades.

Aún teniendo los recursos para para costear una clínica privada donde se pagan más de 1.700 dólares diarios por un paciente en terapia intensiva, no hay garantía de oxígeno, como cuenta Josefa, quien no quiso dar su apellido, que tuvo que trasladar a un familiar a otra clínica privada cuando la llamaron para anunciarle que el oxígeno en ese centro clínico estaba por agotarse.

“Esos momentos fueron de verdad que los más difíciles que he vivido. Conseguimos a través de unos amigos trasladarlo a otro centro de salud que sí nos estaban garantizando el oxígeno”, dijo a VOA.

“Ni teniendo los recursos económicos para asistirte, te salvas de la corrupción”, dijo Josefa, que no se identificó por razones de seguridad.

“Mi cuñado necesitaba Tocilizumab, un medicamento que en una institución especializada lo venden en 360$, de las 8 dosis sólo 4 pudimos comprarlas allí, por el resto pagamos entre 550 dólares y 680 dólares, las compran y las revenden, es terrible”, contó.

Josefa explicó además que el centro de salud al que fue trasladado su familiar es más distante de su hogar y la escasez de combustible complica la situación a la hora de atender cualquier requerimiento.

“Tienes que hacer una cola de por lo menos 8 o 10 días para surtir 40 litros, 30 litros de gasolina. No es posible que un ser humano en estas condiciones esté 8, 10 días haciendo una cola para surtir combustible”, asegura.

Nudo en la garganta
Ricardo padeció COVID-19 varios meses atrás y luego decidió comenzar a entregar bombonas de oxígeno a domicilio para generar ingresos extra y, a la vez, ayudar a otros. Asegura que parte de la escasez es consecuencia de presiones del gobierno a empresas productoras.

“Supuestamente para los centros centinelas y hospitales públicos del Estado, por eso viene el déficit de oxígeno para las personas que puedan adquirir el oxígeno pago”, comenta.

Cuenta lo difícil que es recibir hasta 50 llamadas “de personas llorando, desesperadas, pidiendo ayuda para obtener oxígeno” y no poder darles ayuda.

“Piensan que yo vendo bombonas y no es así, es triste no poderlos ayudar. Lo que hago es pasarle números de quienes recargan, pero me dicen que no consiguen, queda uno con un nudo en la garganta. Cuando a mi grupo familiar le dio pudimos movernos, pero el tema económico es el peor de todos, es sumamente complicado. Ahora tienes el dinero, pero no consigues oxígeno”, lamenta.

Trabajadores sanitarios continúan exigiendo que los centros de salud sean dotados de los suministros necesarios para continuar haciendo frente a la pandemia.

Con información de Voz de América

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