La firma de la carta de lealtad a Nicolás Maduro, que él ordenó en un acto militar el 24 de mayo, se convirtió en un requisito clave para concretar los ascensos militares. El aval de la rúbrica la han exigido a varios oficiales de todos los rangos y componentes de la institución castrense.

Los militares que están en la lista para ascender al grado superior, los convocan a firmar y si no lo hace los sacan. Es la fiel representación de la partidización política de la Fuerza Armada, que está prohibida en la Constitución nacional. Es aberrante, constituye más que un chantaje para quienes no lo hagan, estando en riesgo de perder la carrera.

Algunos de los oficiales afectados ocupan los primeros lugares en sus promociones. La petición de un certificado de lealtad al presidente de la República es inédita y ni Chávez la exigió. Esta acción profundiza los métodos de control político sobre la Fuerza Armada, del ‘patria, socialismo o muerte’ exigido como consigna de lealtad a la revolución en 2007, ahora en 2018 se exige la firma de lealtad personal a Maduro.

En la historia de la Fuerza Armada nunca se vio un requerimiento de lealtad personal, ni siquiera se hizo con el general Juan Vicente Gómez. Una solicitud de esta naturaleza atenta contra el profesionalismo de la organización militar. En la Fuerza Armada hay una murmuración masiva sobre la situación del país, personal y familiar. Esto es una realidad también en la institución y de allí la cantidad de oficiales detenidos, por supuestos planes conspirativos.

Con información de Runrunes

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