Conductores particulares del poblado fronterizo Encontrados, en el municipio Catatumbo, en Zulia, denunciaron que efectivos militares restringen el despacho de combustible, porque éstos participan en la negociación ilegal del hidrocarburo, que lleva dos meses racionado en el interior de Venezuela.

“Tratan mal a los conductores, les hacen esperar en cola hasta dos días y cuando llega una gandola sólo abastecen pocas unidades. Luego la cierran sin que podamos abastecernos”, refirió un ciudadano que no quiso exponer su identidad por razones de seguridad.

Los atropellos van desde agresiones verbales, la implementación de colas VIP hasta la prohibición de venta del carburante, a quienes han pasado hasta dos días enteros en cola bajo los refulgentes rayos del sol.

Estos ciudadanos que habitan en el poblado de Encontrados -al igual que otros en la frontera colombo-venezolana, donde el bachaqueo o extracción ilegal de gasolina se ha convertido en un negocio liderado por mafias en el que participan ciudadanos- refieren que la permanencia de revendedores en las estaciones de servicio es posible, porque “los militares forman parte del negocio”.

Una ciudadana agregó que los efectivos castrenses comandados por el teniente de navío de la Armada, Alejandro Fuentes Goya, permiten que conocidos y allegados a su entorno social abastezcan gasolina sin límite alguno. “Nosotros tenemos que calarnos esta cola VIP de privilegiados, mientras nos tostamos a pleno sol”, denunció.

Incluso mencionaron, aunque sin revelar evidencias, que en horas nocturnas los militares “sacan pipas con combustible hacia lugares no precisados”. También dan cuenta que los efectivos que controlan el despacho en la gasolinera Miraflores “piden pesos colombianos, verduras, carne y hasta teléfonos celulares” a cambio de la escaseada gasolina.

Para estos usuarios que han tratado de organizar las colas, junto a la contraloría de la Alcaldía de Catatumbo, se les ha hecho cuesta arriba porque los uniformados vulneran la lista de espera y entrega de tickets, pero, a su vez, impiden monitorear los “picos” desde donde despachan cada unidad. “No les conviene que veamos sus negocios”, advierte el informante.

Con información de El Pitazo.

Ir a la barra de herramientas