“En los últimos 50 años, si no más, los venezolanos no habíamos atravesado una etapa tan dura e incierta”, denunció el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Diego Padrón, durante la apertura de la CVII asamblea ordinaria de obispos, celebrada ayer en la UCAB. Sostuvo que el año 2016 culminó con saldo rojo.

“Ningún gobierno había hecho sufrir al pueblo, por acción o por omisión, como el que ahora nos administra. El desabastecimiento dramático de medicinas es la negación palpable de una economía sana; la inseguridad y la violencia incontrolada es la negación de la capacidad de gobernar con justicia. La corrupción sistemática imperante es la antítesis de la honestidad, el control absoluto de las finanzas, del derecho a la libre expresión y la persecución contra los disidentes son la negación de la confianza y la libertad. Hay una desfiguración ética y espiritual intolerable”, resaltó.

Aseveró que “al resumen de equivocadas políticas”, se suman el ataque a la empresa privada y a los medios de comunicación independientes, la ideologización de la educación y los intentos de anular a la Asamblea Nacional. “La confusión e improvisación con el uso y desuso de la moneda de mayor valor creó gran incertidumbre y angustia”, dijo. Mostró preocupación por la masacre de Barlovento, los saqueos en Cumaná, Ciudad Bolívar y el asalto al monasterio trapense en Mérida en diciembre.

“Iniciamos 2017 en un caos. Vivimos una real tragedia de consecuencias históricas que afecta a personas, comunidades e instituciones, con un daño social, moral y espiritual”. Respaldó el mensaje de alerta que hizo el cardenal Jorge Urosa Savino a finales de 2016. Exhortó al pueblo a no dejarse robar la esperanza ni alimentar la depresión. Los cardenales Urosa y Baltazar Porras fungen como presidentes honorarios de la asamblea de obispos.

CON INFORMACIÓN DE: EL NACIONAL

08 DE ENERO DE 2017

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