El presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), Juan Pablo Olalquiaga, sostuvo que los mecanismos de control han demostrado que no incentivan la capacidad de tener la libertad para obtener bienes y servicios en el país.
Explicó que lo más eficiente que hay para generar incentivos para la producción, es el precio, “en la medida que un producto es buscado y no se produce, el precio aumenta porque hay más demanda; mientras el precio incentiva a que nuevos actores se interesen, y en la medida que hay mucha más oferta de un producto que no es tan requerido, el precio baja”.
Agregó que el mercado por medio del precio, es un elemento de juicio del nivel de interés y producción y esto logra que se tenga una economía sustancialmente más eficiente. La economía de controles que ha operado en Venezuela ha generado la grave crisis que se está viviendo. “Los controles no son los que requerimos y ya tenemos la experiencia suficiente”, dijo a Unión Radio.
Referente al Dicom, Olalquiaga dijo que es un sistema que no existe, “lo que vemos es una cifra que va apareciendo en algún lado, producto de unas transacciones tan oscuras que no se conocen. Si un venezolano quiere acceder a ese mercado a través de la banca, es imposible”. A su juicio, es un mecanismo utilizado por el Ejecutivo dentro de su discrecionalidad para poder darle divisas a ciertas personas dependiendo de su interés particular. Reiteró que no es un mecanismo transparente.
El vocero de Conindustria dijo que para controlar la inflación, hay que comenzar una proceso de privatización de forma tal de deslastrar al estado de cargas que no puede absorber. Señaló que hay que aplicar los subsidios directos, “en la manera de que no se liberen los precios de forma tal que puedan absorber los costos completos para que las compañías puedan tener rentabilidad, pero que simultáneamente se apoye a la población con subsidios directos, que tienen que ser transitorios y muy bien dirigidos, van a seguir las distorsiones de tratar de aplicar un mecanismo que beneficie a unos si y a otros no”.
FUENTE: EL MUNDO