Apesar de que Margarita es considerada como el primer destino turístico del país, el presidente del Consejo Superior de Turismo (Conseturismo), Jesús Irausquín, asegura que la realidad ha cambiado desde todo punto de vista.

Las temporadas ya no empiezan en julio como años anteriores. Los ciudadanos reorientaron sus prioridades y destinan sus recursos a la compra de alimentos, medicinas y el pago de las inscripciones de escolares.

“Con una inflación que nos come casi por completo los ingresos la situación evidentemente ha cambiado. Después de pagar todo esto, si queda algo se utiliza para el esparcimiento, que además es totalmente merecido y producto de los esfuerzos de los venezolanos. Estamos cruzando los dedos para tener una buena temporada. El sector hotelero y todos los prestadores de servicios están preparados para atender a quienes puedan venir. Se están haciendo grandes esfuerzos para ofrecer lo mejor. Si logramos alcanzar esos porcentajes de ocupación y movilización de pasajeros, nos daríamos por bien servidos”, dijo.

El dirigente afirmó que a pesar de que todos los precios han subido “enormemente”, el sector turístico y empresarial está asumiendo gran parte en sus costos para que el impacto sea menor, sobre todo para los turistas nacionales. Esta temporada vacacional es una de las más importantes y tratan con esto que las cifras no se vean tan afectadas.

Poco abastecimiento

Una de las mayores complicaciones que están enfrentando los prestadores de servicios en este momento es la adquisición de insumos y alimentos por las fallas que existen en el abastecimiento y el alza de los precios. Esto afecta también el monto que deben pagar los turistas.

“El empresario venezolano se convirtió en un héroe nacional. Conseguir insumos y dotaciones para los hoteles y posadas es una calamidad. No te queda otra, es tu negocio y se hace, pero eso ha encarecido mucho los precios del servicio que se presta. El hotelero no tiene cómo acceder a bolsas de comida, tiene que comprar productos revendidos y si es difícil para una familia, lo es mucho más para ellos que deben dar entre 200 y 300 desayunos, almuerzos y cenas”, comentó Irausquín.

Pese a esta realidad, el empresario aseguró que se está haciendo todo para que cuando la gente viaje y tome vacaciones en el país pueda disfrutar de su inversión con buenos servicios. Agregó que para lograr que la situación mejore urge establecer un diálogo sincero entre el sector público y privado. “Llegar a acuerdos para desarrollar el turismo con determinación, que realmente sea un motor generador de divisas y de empleo”, dijo.

Conectividad

A estos elementos que afectan la actividad turística en la isla y en el país se suma la conectividad, catalogada como una tragedia por el sector. Las frecuencias aéreas han disminuido como mínimo 70%. Diariamente en la ruta Caracas-Porlamar se hacían entre 7 y 8 vuelos, ahora se hacen 4 en promedio.

Las aerolíneas incrementaron las tarifas de los pasajes, sobre todo los fines de semana. Un boleto aéreo que costaba en abril 35.000 bolívares ida y vuelta, Caracas-Porlamar, hoy está entre 65.000 y 70.000 bolívares, entre semana. Los fines de semana cuestan entre 125.000 y 130.000 bolívares. Lo que representa un aumento de entre 85% y 92%. “Pero hay otras que han subido más”, dijo.

Todo esto se ve reflejado en una caída en las ventas de boletos de al menos 50% desde abril. El mismo porcentaje se ve en la comercialización de paquetes turísticos.

Quienes se aventuran a viajar por mar, deben cancelar por persona 15.000 y 23.000 bolívares dependiendo de la empresa de ferry que elijan y tenga cupos.

“Todo esto se ha sumado para ser una tormenta perfecta. Volar internamente es un problema y salir mucho más. La conectividad es muy pobre, los cupos son vendidos con antelación. Las aerolíneas han disminuido las frecuencias y eso mantiene una precariedad muy importante”, señaló Irausquín.

Con información de: El Estímulo

Fecha: 11 de agosto de 2017

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