Cuando se observa hacia dónde se dirige el mundo en el ámbito educativo, en especial en países de América Latina, es evidente que Venezuela va en sentido contrario. “Hoy la cuestión educativa está muy determinada por la dinámica científico- tecnológica, por el dominio de los idiomas, por el uso eficiente de los recursos computacionales y por una visión más global del ciudadano, además de una cultura sustentada en el civismo y no en el patriotismo; en la pluralidad, la tolerancia y los valores democráticos”.

Tal apreciación pertenece al profesor Carlos Giménez Lizarzado, quien dice estar preocupado por la aplicación de un nuevo currículo en educación media general, a partir del inicio del nuevo ciclo académico nacional.

“Se trata de un documento que debe ser debatido porque contiene una alta carga de influencia del Gobierno”, explica y al mismo tiempo advierte que los representantes del Ejecutivo cometen el error de confundir los términos “Estado” y “Gobierno”, lo cual se refleja en el planteamiento curricular.

“Una cosa son las políticas de Estado que se encuentran establecidas incluso en la Constitución Nacional de Venezuela y otra son los programas de Gobierno, que incluyen intereses particulares o de grupo”.

En el país, según Giménez lo que prevalece son los programas de Gobierno y no existen políticas educativas de Estado. “Se tiene la idea de que el sistema educativo debe tributar al proyecto de un Gobierno y eso es un error. Una cosa es el Estado y otra el Gobierno. Responsablemente digo que no hay políticas educativas, lo que existe es una gran cantidad de programas de gobierno, porque por ejemplo, no se está evaluando qué está pasando con nuestros jóvenes, porque no existen políticas entorno a la adolescencia”.

“Hay que preguntarse ¿hacia dónde apunta esta reforma, hacia qué proyecto de país”, dice y al mismo tiempo destaca que tras revisar las reformas curriculares en Nicaragua, Bolivia y Ecuador (que son los países afines a Venezuela) notó que “andan por otra vía” y se están sometiendo incluso a estándares internacionales vinculados a la formación de jóvenes en los bachilleratos.

“Nicaragua tomó el modelo de proyecto de desarrollo humano sustentable para adaptarlo a su sistema educativo… y ninguno de los instrumentos de América Latina está asentado en el tema del ideal bolivariano, ni bajo la pretendida idea de la unión latinoamericana, ellos están educando a sus ciudadanos bajo la perspectiva del mundo actual”.

En cambio, en el planteamiento del Ministerio de Educación “lo que se observa es un afán por seguir tergiversando el pensamiento bolivariano y ponerlo a beneficio de un proyecto oficial casi particular y personalista. Seguimos pretendiendo que un expresidente fallecido siga siendo el centro de la organización epistemológica de una escuela, lo que fomenta el atraso”.

LICEOS DESMANTELADOS

Lo más delicado, a juicio de Giménez, es que se plantea una reforma curricular difícil de ejecutar con la infraestructura escolar y el recurso humano que existe.

“Nuestros liceos están desmantelados desde el punto de vista de la planta física y cuentan con unos profesores desestimulados, golpeados por la situación precaria del país”.

Enfatiza que el currículo no está acorde a la realidad social, económica y cultural del personal docente, “estamos en presencia de un cambio desfasado. Además de que no impulsa las potencialidades de los estudiantes. Además asegura que la gran mayoría de los docentes desconocen el contenido del documento y tampoco fueron consultados.

Además de la fusión de materias que ahora estarán agrupadas en Áreas de Conocimiento, el nuevo diseño implica la enseñanza de otros idiomas, además del inglés y según Giménez Lizarzado, no está mal que se promueva el aprendizaje de otras “Lenguas Extranjeras” (como se denominará la nueva área de conocimiento), pero “hasta ahora no se ha evaluado el por qué del fracaso en la enseñanza del inglés, que se da durante todo el bachillerato y los estudiantes no aprenden, cuando ya se pretende implantar otro modelo que incluye otras lenguas”.

CURRÍCULO CÓNSONO

Hoy necesitamos pensar en un currículo más cónsono con las transformaciones globales, señala el profesor autor de varios libros de una propuesta denominada “Programa de Orientación Vocacional Integral” (elaborada en 2007 y actualizada en 2015), en la que propone que el bachillerato debería llegar hasta el  tercer año y que los últimos dos años deberían convertirse en un preuniversitario vocacional.

“Creo que lo esencial es centrarse en el proyecto de vida de los jóvenes, en un contexto donde la violencia escolar está a la orden del día, al igual que el embarazo precoz y las drogas, entre otros elementos reales que se convierten en obstáculos para los docentes”.

FUENTE: EL IMPULSO

11 de septiembre de 2016

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