No hay día en el que los tachirenses no sufran por la falta de combustible. En la entidad existe un déficit de más de dos millones de litros de gasolina diarios y, mientras tanto, las autoridades siguen implementando una estrategia de ensayo y error a través de planes que, si bien funcionan los primeros días, no sirven a largo plazo. Según expertos, superar este problema supone tres variables: aumentar el precio, eliminar el contrabando y acabar con las mafias.

Desde diciembre de 2002, es decir, poco más de 17 años, en el Táchira se padecen largas colas en las diferentes estaciones de servicio. La corrupción en el despacho en las bombas —bajo la mirada complaciente de autoridades y trabajadores— les complica la vida a los tachirenses, quienes deben pasar no horas, sino días durmiendo en sus carros para llenarlos de gasolina.

El TAG

La primera medida que se implementó para contrarrestar el contrabando de gasolina fue la Tarjeta de Abastecimiento de Gasolina (TAG). Este dispositivo es un código de barras colocado en los parabrisas de todos los vehículos particulares, oficiales o de carga, transporte púbico y taxis; que contiene la información del vehículo: placa, capacidad y cupos disponibles.

Desde 2008, todos los vehículos deben tenerlo, pues de lo contrario no pueden surtir gasolina, ya que el dispensador se activa con él. Pese a haber un cupo limitado para todos los tipos de vehículo, esta medida no sirvió: las colas continúan.

Siguen los planes

Le sigue el plan Pico y Placa, que consistía en los días asignados para el abastecimiento de acuerdo con el terminal de placa. Funcionó un tiempo, pero al ir mermando la cantidad de cisternas, aunado al cierre de algunas estaciones de servicio, la colocación de bombas de uso exclusivo y los pases VIP, el efecto duró poco. Ahora está otra vez suspendido.

La creación de estaciones de servicio alternativas (ESA) también fue una manera de probar la forma en la que el colectivo vería el aumento de la gasolina. Durante el gobierno de José Gregorio Vielma Mora, en 2016, se instalaron varias de estas bombas en todo Táchira, donde quienes no tuvieran TAG podrían abastecerse, al igual que quienes ya tuvieran sus cupos mensuales agotados.

El costo de la gasolina era elevado, inclusive había puntos de venta en estas estaciones de servicio. Si se pagaba en efectivo, la gasolina de 95 octanos costaba Bs. 668 el litro y Bs. 594 el litro de 91 octanos.

Al principio, no todos podían costearse una “tanqueada” (llenar el tanque del vehículo) en estas bombas, pero quienes se dedican al contrabando de gasolina lo vieron como un negocio rentable a pesar de los altos costos.

Tras perder Vielma la gobernación, las ESA quedaron al servicio de Pdvsa, que no las reactivó para el público, sino que las dejó para clientes y amigos. Estos deben ir con un tique que es autorizado por militares de alto rango en la entidad. Ahora el costo del combustible es el mismo que el de otras estaciones de servicio.

En otros casos estas bombas son manejadas por grupos de choque —conocidos también como «colectivos»— y el cobro de la gasolina es en pesos. Ahora no se cuenta con estas instalaciones para abastecer los carros, por lo que son menos las estaciones disponibles para el público.

En cifras

En el estado Táchira, de acuerdo con la información suministrada por el economista y profesor de la Universidad del Táchira, Aldo Contreras, hay 103 estaciones de servicio, desplegados en sus 29 municipios. De esa centena, 15 están habilitadas como Estaciones de Servicio Especiales y Estaciones de Servicio Alternativas (EEE y ESA), lo que deja 79 estaciones de servicio habilitadas para todos los vehículos en la entidad.

El también presidente del Colegio de Economistas de la entidad reveló datos del informe sobre la estructura de costos de las estaciones de servicio que realizó para la Asociación de Gasolineras y de una investigación para determinar el impacto de las medidas que se tomaban sobre el tema de la gasolina.

Al estado llegaban unos 2.750.000 litros de gasolina diarios, pero ahora a duras penas se logran 684.000 litros del carburante. Hay un déficit que supera los dos millones de litros diarios.

Las mafias aprovechan el regalo que representa el precio de la gasolina: el costo del litro es entre 0,001 centavos de dólar y 0,006 dependiendo del octanaje, y estos grupos dedicados a la extracción ilegal de la gasolina lo comercializan en estados fronterizos entre 20 y 60 centavos de dólar por litro.

“En países petroleros la gasolina puede costar entre 30 centavos de dólar el litro y donde es más cara, como Holanda, 1,60 o 1,80 dólares el litro”.

Estos precios favorecen el contrabando de gasolina en los estados fronterizos.

Una fuente de trabajo

Para Contreras, lamentablemente, uno de los grandes empleadores del Táchira es el contrabando de combustible. Asegura el economista que es muy difícil cuantificar las pérdidas que se tienen, pues anteriormente la gasolina solo se iba por el Norte de Santander “y hoy en día hay contrabando interno y hacia Colombia”.

Considera que más que contrabando, es una reventa de gasolina, ya que el Estado permite que esta práctica exista al no sincerar los precios del combustible. “El Estado está jugando a un Robin Hood a la inversa… si quieren subsidiar algo, pues subsidien el gasoil que es el que se usa para el transporte público”.

Certifica además que las sanciones impuestas por Estados Unidos han puesto cuesta arriba la compra de aditivos para refinar el combustible. Aunado al hecho de que en Venezuela se vienen realizando exportaciones de combustibles a países como Cuba y se dejan de lado las prioridades y necesidades del venezolano.

Recomienda retomar las ESA y vender el combustible en esas estaciones de servicio a precios más elevados, para que quienes tengan la capacidad financiera de pagarla lo hagan.

Con información de Crónica Uno

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