Para quienes necesitan ver para creer, la evidencia fue lo que pasó el jueves en la Gran Toma de Caracas, cuando un río desbordado de esperanza, sepultó cualquier sombra de duda.
Los venezolanos han demostrado, como dice Nacho en su nueva canción, que somos un pueblo ¡VALIENTE!
Es inaceptable que aunque nuestra Constitución dispone en el artículo 50 que «toda persona puede transitar libremente y por cualquier medio por el territorio nacional (…)”, es decir, que el derecho al libre tránsito está contemplado tanto en la Carta Magna como en la Ley de Transporte Terrestre y la mayoría de las ordenanzas municipales, el gobierno haya pretendido obstruir esa garantía.
Pero la fuerza del pueblo fue superior a cualquier obstáculo. Sorteando las guarimbas y alcabalas que puso el gobierno, en toda la geografía nacional se movilizaron miles de venezolanos con el objetivo de llegar a Caracas, y la voz del pueblo fue tan fuerte que silenció los gritos de la injusticia.
Y es que, como hemos venido diciendo, cuando se camina solo se puede llegar más rápido, pero cuando caminamos juntos llegamos más lejos. Unidos siempre llegaremos más lejos. Bajo ese principio hemos ido construyendo el camino del cambio en nuestra Venezuela.
En los últimos años hemos dado importantes pasos hacia el cambio, hemos tenido la paciencia y la habilidad para vencer no solo al gobierno, sino a todo el poder del Estado. Y lo dijimos, no se trataba sólo de consolidar nuestra fuerza, sino que teníamos que convertirnos en una fuerza social inclusiva de abajo hacia arriba, lo suficientemente grande para ganar y cobrar la victoria, y hoy ya no cabe duda de eso, porque quienes queremos cambio somos una inmensa mayoría.
Todos los estudios de opinión dan cuenta de ello, el 80% del país se cansó de los abusos de un gobierno corrupto e incapaz, cuyo único logro es convertir a Venezuela en el país de las dificultades.
Y eso es lo que el mundo vio el jueves, el miedo que tiene Maduro al Revocatorio, porque además sabe que hay un pueblo en la calle dispuesto a defender su derecho a decidir. Por cierto, la cúpula del gobierno tendrá que buscarse otro asesor, porque quien les dijo que cerrando las vías iban a desmovilizar a la gente se equivocó, el efecto fue totalmente contrario.
Si de medir fuerzas se trata, en Venezuela hay una nueva mayoría. Los objetivos de la Toma de Caracas se cumplieron. Los venezolanos demostramos que la inmensa mayoría quiere un cambio y que este cambio sea pacífico, democrático, electoral y constitucional. Lo que se vivió en Caracas esta semana es el sentimiento de los venezolanos que alzaron su voz en un solo grito de cambio: REVOCATORIO.
Quedó más que nunca demostrado que el poder es un préstamo que proporciona el pueblo y que en democracia tiene como sustento la legitimidad otorgada mediante el voto popular. Y nuestra Constitución nos da una herramienta que nos permite castigar a los malos gobiernos, que es el Revocatorio.
Y por esta razón, más de 1 millón de personas se movilizaron por las avenidas Río de Janeiro, Francisco de Miranda y Libertador, y muchas otras calles conexas, todas estuvieron abarrotadas, lo que constituyó un hecho histórico en Venezuela.
La Toma de Caracas fue una jornada cívica, una movilización contundente con la que iniciamos una nueva etapa de cara al Referendo Revocatorio. Pese a la matriz de opinión que se pretendió vender desde el gobierno, en la que se decía que detrás de la movilización pacífica había una intención golpista y que el escenario era similar al 2002, los hechos hablaron por si solos e ilegitimaron aún más las acciones de la cúpula corrupta e incapaz.
Al gobierno le quedó grande la Bolívar y a la Unidad pequeña Caracas.
La capacidad de convocatoria del gobierno se agotó. La cúpula que temporalmente mantiene el poder en Venezuela es un grupo muy escuálido. La manifestación que convocaron en la avenida Bolívar de Caracas fue minúscula, a lo sumo asistieron 20.000 personas, al lado de una movilización contundente de todos los venezolanos que quieren cambio, que llenó 18.7 kilómetros de esperanza.
Maduro, como llegaste te vas: sin gloria; como un error en la historia de nuestro país.
Ya entramos en una nueva etapa, en nuevas acciones que garanticen el cumplimiento de nuestras garantías constitucionales. El cacerolazo del jueves en la noche le dejó aún más claro al gobierno que perdieron el apoyo de las zonas populares, ya que el estruendo de las ollas se escuchó en todo el oeste de Caracas, pero además retumbó en toda Venezuela, porque el pueblo clama por soluciones que el gobierno de Maduro no brinda.
Nos movilizaremos todas las veces que haga falta para hacer escuchar la voz de nuestro pueblo que pide respeto a la Constitución, que se fije de una vez la fecha de la recolección del 20% de manifestaciones de voluntad y la posterior celebración del Revocatorio. ¡Venezuela quiere un cambio!
La hoja de ruta que seguiremos incluye una nueva movilización hacia las oficinas del Consejo Nacional Electoral en todo el país el próximo miércoles 7 de septiembre. En este caso los de Caracas acompañaremos a nuestros hermanos de los estados. Las señoras del CNE tienen que decidir si tomarán las decisiones correctas o si se terminarán de hundir en el desprecio colectivo. Deben sopesar si les importa más seguir manteniendo en el poder a un gobierno bajo el secuestro inconstitucional o abren definitivamente la válvula de escape a la situación de crisis que vive el país. En todo caso no deben olvidar que ellas serán responsables de un posible estallido social que barrerá con todo si le roban los derechos a los venezolanos, algo que nadie desea.
Exigimos la fecha del 20% y las condiciones de la recolección. Cuando mínimo el CNE tendrá que disponer 20.000 máquinas. Esto corroborado por las palabras de la propia señora Lucena, quien habló de 1 máquina por cada 1.000 electores, ya que la recolección tiene carácter nacional. Todos los 20 millones de electores tienen derecho a expresarse.
También es inaceptable que se pretenda colocar un mínimo de manifestaciones de voluntad por estado, cuando se trata de una circunscripción nacional. Es una aberración, si fuera así, en 8 estados del país Maduro no tendría ni voz ni voto, como quien dice.
Mientras el gobierno siga violando la Constitución seguiremos movilizándonos. El pueblo entendió que el cambio es posible con la unión y la organización. Es una obligación de Maduro someterse a la consulta popular. Es un derecho que tenemos todos los venezolanos y debemos seguir luchando por él. ¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!