A la escasez de reactivos para las pruebas y de materiales como tubos de ensayo, guantes, jeringas y agujas, a los laboratorios se les sumaron dos nuevos problemas: los cortes de energía eléctrica y el racionamiento de agua. “La situación es ahora más difícil a nivel operativo”, refirió Nora Guerrero, bioanalista de un laboratorio en Los Palos Grandes.
Los cortes de luz dañaron las fuentes de poder y las tarjetas de tres equipos, pero lo más grave es que se descalibraron. Para volverlos a poner operativos y en óptimas condiciones técnicas tuvieron que llamar a la casa comercial que se los vendió para pedirle el servicio de calibración y así garantizar la precisión de las medidas y la exactitud de los patrones, lo que resultó más costoso que adquirir los reactivos.
“Lo peor es que ha ocurrido varios días y hasta más de 10 apagones que generaron cortocircuitos. Son equipos importados cuyos repuestos no se consiguen en el país y deben hacer mediciones precisas y confiables; por ello, la afectación es grave”, indicó Guerrero.
Cuando falta el agua no pueden trabajar. Guerrero contó que le toman la muestra de sangre al paciente, pero debe esperar a que restablezcan el servicio para la recolección de las muestras de heces u orina. “Se compromete la calidad de atención por causas ajenas a nuestra voluntad”, dijo.
En otro laboratorio, localizado en Santa Eduvigis, la encargada afirmó que dejan de atender a los pacientes cuando no hay agua porque carecen de tanque y les resulta imposible trabajar sin el servicio básico.
No todas las pruebas. Guerrero indicó que por la falta de reactivos no pueden realizar, en algunas ocasiones, todas las pruebas en un solo equipo. Apelan a la utilización de varias máquinas y técnicas distintas para poder llevar a cabo la evaluación. “Las pruebas de monitoreo deben pasarse por el mismo equipo; sin embargo, esto no se puede garantizar por las fallas en el suministro de los reactivos”.
Contó que el paciente debe esperar dos o tres semanas por los resultados de un examen que tardaría apenas un día, debido a que no pueden utilizar el reactivo en una sola prueba y dan tiempo para completar 8 o 10 muestras para hacer el análisis. Describió la situación como muy desgastante para el bioanalista, y agotador para el paciente, que debe acudir a varios laboratorios para hacerse las pruebas.
“Me van a operar de la vesícula y me tengo que hacer exámenes preoperatorios. He tenido que ir a varios laboratorios porque no tienen para hacer la prueba de VIH”, afirmó Andreína Mata.
Yoselin Fernández, bioanalista encargada de otro laboratorio, señaló que de contar con un solo proveedor de todos los reactivos, ahora consultan entre 15 y 20 para comprar los que tengan disponibles. Este proceso lo han bautizado como “sabaneo de reactivos”.
Lamentó que han tenido que dejar de prestar el servicio en algunas ocasiones por falta de reactivos. “Hemos desistido de realizar pruebas de hemoglobina glucosilada, VIH, tiroides, hormonales femeninas y masculinas”.
Fernández afirmó que el agua que se almacena en las viviendas para aliviar el racionamiento está ocasionando diarreas en los niños, pero las pruebas de rotavirus y adenovirus que sirven de ayuda en el diagnóstico de una posible infección y del antibiótico adecuado para tratarla no la están realizando por falta de reactivos.
Tampoco pueden establecer las causas de una infección de orina. “El urocultivo que realizamos para determinar el patógeno que causó la infección no se consigue”, afirmó.
De acuerdo con Manuel Farías, encargado de un laboratorio situado en la avenida Rómulo Gallegos, a los laboratorios pequeños y medianos les está resultando difícil seguir funcionando. “Mientras la estructura de costos cambia vertiginosamente por el alza de precios de los reactivos y materiales, la inflación diluye los ingresos”.
Una de las medidas implementadas para bajar costos es el envió de los resultados a los pacientes por correo electrónico, indicó.
Otros pacientes se quejaban porque a pesar de que cuentan con póliza de medicina prepagada, deben hacerse los exámenes en laboratorios particulares, pues en las grandes clínicas no tienen reactivos.
El Dato
La presidente del Colegio de Bioanalistas, María Esperanza Cabrera, afirmó la semana pasada que luego de analizar la situación de los laboratorios médicos, públicos y privados, durante el mes de marzo, se concluyó que existen fallas graves en insumos, materiales y reactivos en al menos 80% de los establecimientos. También destacó que faltan inyectadoras y tubos. “No tenemos para extraer la muestra y luego procesarla”, aseguró.
Fuente: EL NACIONAL
Fecha: 03/05/16