La sombra de la escasez aparece nuevamente en el panorama venezolano. Tal como pasó en el año 2016, cuando la crisis económica mermó considerablemente la producción de alimentos, en los últimos meses los supermercados, ferias de hortalizas y carnicerías han visto con preocupación cómo la distribución de comida se hace de forma gradual. La escasez de combustible, la poca producción y la radicalización de la cuarentena cada siete días serían las razones del desabastecimiento.
De acuerdo a lo explicado por diversos especialistas en la materia en estos momentos hay un desabastecimiento que alcanza el 30%. El problema, tal como lo adelantaba la semana pasada el señor Aquiles Hopkins, presidente de Fedeagro, radica en el combustible, pues hay un déficit de 70% en cuanto al suministro de gasolina en los campos de la región.
A este 30% de desabastecimiento en rubros básicos como la carne o las hortalizas se le suma la paralización de la producción agroindustrial que es de un 50% y la merma de casi el 60% de la apropecuaria. Dicho de otra manera el país se empieza a quedar sin alimentos.
Nicanor Oropeza, director nacional de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), ve con mucha preocupación lo que está pasando en el país, pues considera que el Gobierno está creando las condiciones para que haya un mercado negro de alimentos al que sólo puedan acceder unos pocos.
«Si seguimos así vamos a llegar a una hambruna como nunca antes la hemos vivido. Vemos con mucha tristeza cómo nuestros campos y en nuestras fincas el ganado y las hortalizas se están quedando sin salida por la falta de combustible. Eso genera hambre y escasez», sentencia el directivo caroreño.
Señala que el asunto ya no está relacionado directamente al poder adquisitivo del venezolano sino al tema de abastecimiento. Dice que hay personas que cuentan con el dinero, pero no consiguen qué comprar, lo que representa un problema mucho más serio. «Los campos se están parando. La gente tiene hambre y el Gobierno no ha terminado de entender que el problema está en la producción», señala.
El tema de la escasez de combustible afecta a tal nivel la industria agrícola que, para el ciclo de siembra del segundo semestre del año (el más importante según los productores) no se ha sembrado. «Esta es la cosecha que íbamos a comer desde enero a mayo del 2021. Esa cosecha se ha perdido porque ni créditos agrícolas hay».
Lo que más preocupa a los productores es que temen que llegue el momento en el que ya no puedan sacar la mercancía. De hecho esta situación ya se presenta con las carnes, pues en los frigoríficos la proteína animal llega cada 5 días y no cada dos como se hacía antes de que arrancara la pandemia de la COVID-19 en Venezuela.
Con información de La Prensa de Lara