Una población malnutrida o en indigencia es lo que sobra en Venezuela, pues la crisis económica y la hiperinflación han disparado las cifras de familias que no tienen cómo cubrir sus necesidades más básicas ni gozar de calidad de vida, y que ha generado que casi un 80% de los venezolanos esté en pobreza extrema y un 92,6% en pobreza, según los datos de la Encuesta Condiciones de Vida (Encovi), publicada en junio de 2020, la cual está avalada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Universidad Simón Bolívar (USB).

La Prensa de Lara 

Al hambre y al rebusque entre la basura para encontrar qué comer, se enfrentan a diario decenas de familias en Barquisimeto, pues cumplir con los tres platos de comida es cada vez más cuesta arriba con precios de alimentos que se inflan a diario, a la par que sube el dólar paralelo.

Esta situación se evidencia entre los sectores más vulnerables. María Pineda, de 97 años, lo constata a su avanzada edad. La anciana ha vivido los embates que ha provocado la hiperinflación, debido a que no tiene recursos para cubrir una alimentación adecuada y medicamentos para el dolor, tensión y corazón para llevar sus años dorados tranquilamente.

Pineda vive con su hija Nancy Suárez en un ranchito de bahareque, al cual le faltan algunas tapas de zinc, al norte de la ciudad en un sector llamado Las Cocuizas. Sufre de una hernia y tiene problemas estomacales, pero debido a su edad no puede ser operada, debería cumplir un tratamiento, pero no lo puede hacer por falta de dinero.

«Coma un poco», ofrece de su plato María Pineda al equipo de La Prensa, sin saber que esa ensalada de remolacha con papas será la única comida que tendrá en el día, pues el poco alimento que tiene su hija debe guardarlo para los demás días, para que aunque sea tenga algo en el estómago y así evitar los fuertes dolores.

«Me ayuda mi hermano con algo de dinero, nosotros tuvimos que salir del campo y ha sido muy difícil, realmente prefiero darle la comida a ella que la necesita mucho más que yo», comenta Nancy.

Según datos ofrecidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), entre 2018 y 2020 unos 7,8 millones de venezolanos presentaron desnutrición, de los cuales un 10,6% serían niños que presentaron retraso de crecimiento durante el 2020.

Asimismo, Susana Rafalli, socióloga de Cáritas Venezuela, aseguró que la desnutrición infantil aumentó en un 73% durante la pandemia, resaltando que mientras persista la hiperinflación será imprescindible que el único acceso de alimentos que tengan las familias más pobres sea a través de las bolsas CLAP, las cuales no incluyen lácteos ni proteínas.

Esta cifra también concuerda con los datos ofrecidos en marzo por la organización de Madres y Padres por los Niños y Niñas de Venezuela (Mapani), en el cual establecen que un 40,9% de los niños que han atendido durante la pandemia en Lara, han mostrado riesgo de desnutrición debido a que sólo hacen dos comidas al día con dietas basadas en carbohidratos, como pasta y arroz y son complementadas con granos.

El psiquiatra Marco Tulio Mendoza comentó que en el país el índice de personas en situación de calle por la pobreza extrema es muy alto, pese a que no hay una cifra oficial en la que se establezcan cuántas son, debido a la opacidad que hay en el Gobierno nacional.

«Esas personas a pesar de que no están en la calle como tal, igualmente están en situación de calle, porque no tienen qué comer, algunos tendrán un ranchito, pero tienen que salir todos los días a revisar las bolsas de comida para ver qué alimento pueden conseguir», dice.

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Con información de La Prensa de Lara

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