En vísperas del cierre de 2018, los educadores coincidieron en que se trató de un año crítico para el sector: la diáspora masiva tanto de profesores como de alumnos y personal; la deficiencia en servicios de transporte, luz y agua; las fallas de infraestructura debido a la hiperinflación, y la falta de ajuste de las tablas salariales junto con los bajos sueldos son los factores que destacan en la desmejora de la educación en Venezuela.

Noelbis Aguilar, directora nacional de las escuelas Fe y Alegría, indicó que en un aula en la que el promedio de matrícula es de 30 a 35 alumnos, hay aproximadamente entre 50% y 60% de inasistencia intermitente. “En los meses en los que hubo mayor asistencia, llegó a alcanzar 60%, es decir, que alrededor de 15 estudiantes no acudieron a clases con regularidad, principalmente por el deficiente transporte, la falta comida y la carencia de insumos como ropa o zapatos”, detalló.

Dijo que la falta de alimentación y problemas con el aseo personal son los motivos por los cuales los niños no asisten regularmente a la escuela: “El alto costo de la vida no permite adquirir productos de higiene, ni la reposición del vestuario ni de los calzados desgastados”.

Los problemas se ven con mayor fuerza en el interior del país, principalmente en Táchira, Bolívar y Apure, señaló. Aseguró que tuvo que asumir que una sección de sexto grado se quedara con un solo alumno. “La situación económica los ha llevado a buscar otras opciones”, indicó.

Señaló que en bachillerato es donde más se siente la ausencia de personal especializado. “El trabajo cada vez se hace más complejo porque hay que reorganizar el horario y fusionar secciones para aprovechar más a los profesores que se tienen”, afirmó.

En noviembre, 26 escuelas Fe y Alegría, solo en el Distrito Capital y Vargas, recibieron la renuncia de 170 personas. “Las renuncias son semanales”, subrayó.

Recalcó que los frecuentes apagones afectaron la buena marcha del proceso educativo; quedó un saldo amplio de equipos dañados, bombillos, plantas, computadoras y fotocopiadoras, que hoy es imposible reponer.

Aguilar puntualizó que los salarios de los docentes son muy bajos, lo que no les permite subsistir y ven en la migración la opción más adecuada. Dijo que en estados como Bolívar, el pasaje es costosísimo: “Desde El Dorado hasta Tumeremo, por ejemplo, cobran 1.200 bolívares soberanos, y un maestro gana 6.500 bolívares mensuales”.

Negativo. Nancy Hernández, presidente fundadora de la Federación Nacional de Sociedades de Padres y Representantes, denunció que existe opacidad en la información que ofrece el Ministerio de Educación: “A estas alturas, no sabemos cuál es la matrícula escolar”, indicó.

Hernández aseguró que los resultados en materia de educación básica son nefastos: “Hay adoctrinamiento, se les presentan visiones distintas de lo que es la historia verdadera”.

Dijo que el sistema de alimentación escolar no funciona. “Se vive una fuerte escasez de proteínas. Las condiciones en el contexto de la crisis humanitaria han hecho que los muchachos vayan a las escuelas principalmente a comer antes que a estudiar. No funcionan ni el sistema de alimentación ni el educativo”, afirmó.

Agregó que la diáspora profesional y la crisis en los servicios de transporte y agua son factores que dificultan sobremanera la enseñanza.

Indicó que muchas veces las escuelas no tienen baños. “Los niños se ven en grandes dificultades en los centros educativos, aún más si las jornadas duran entre seis y ocho horas diarias”.

El año más crítico

Amalio Belmonte, secretario de la Universidad Central de Venezuela, aseguró que este ha sido el año más crítico para las universidades nacionales: “Hemos tenido las mayores dificultades presupuestarias y se ha acentuado el fenómeno de la diáspora estudiantil, excede 29% al que existía el año pasado”.

Indicó que este año aumentaron las razones para que se produjera deserción estudiantil.

Dijo que la diáspora de educadores se ha incrementado, así como la de personal administrativo y obrero.

“En universidades como la Simón Bolívar o de los Andes hubo entre 20% y 30% de estudiantes de la lista de la OPSU que se inscribió. La lista sufre una merma considerable”, señaló.

Belmonte afirmó que el presupuesto que se asignó este 2018 a las casas de estudios superiores “fue peor que el del año pasado; solo alcanzó para los primeros tres meses”.

Con información de El Nacional

 

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