Búsqueda de oxígeno medicinal en las redes sociales se debe a la suma de factores de la realidad hospitalaria
Ninguno de los médicos consultados atribuyó la búsqueda de oxígeno medicinal a una causa específica. Explicaron que se trata de una suma de factores que van desde falta de camas, pocas tomas de oxígeno disponibles en los centros públicos, pacientes que se pueden atender en casa y un historial de escasez de insumos de emergencia en el país.
“Se requiere con urgencia concentrador de oxígeno para paciente de 69 años de edad a ingresar a un hospital centinela por caso sospechoso de COVID-19. Se ha recorrido Caracas y Los Teques, pero no hay cupo”, “Busco para mi esposo, paciente con síntomas de coronavirus, un concentrador de oxígeno, está agotado para alquiler”, “¿Alguien sabe dónde recargar bombonas de oxígeno?”, escriben los usuarios de las redes sociales.
Laura* ya había visto varios servicios públicos de este tipo en Twitter. Aunque ella estaba viviendo en Chile, su papá, su mamá y su hermano seguían en Venezuela, así que le daba mucho miedo que se pudieran enfermar de COVID-19. Al tiempo, se enteró a través de una llamada telefónica que los tres tenían síntomas, pero no querían hacerse la prueba rápida por miedo a que los aislaran en un hotel, e incluso a la situación de los hospitales.
Su papá no mejoró como sí lo hicieron su mamá y su hermano. Tuvieron que llevarlo de emergencia a una clínica privada y le diagnosticaron neumonía. No le hicieron prueba de COVID-19. La doctora de turno lo mandó a su casa con una bombona de oxígeno medicinal a 15 volúmenes. “El alquiler tiene un precio de 90 dólares y cada recarga cuesta 40 dólares”, contó Laura.
Los primeros días su padre consumía una recarga diaria. No mejoraba, y a partir de ahí comenzó a requerir dos recargas de oxígeno al día por recomendación de la doctora. Luego de siete días se complicó y estaba casi desmayado. Los familiares decidieron llevarlo de vuelta a la clínica y cambiaron de especialista. Le hicieron la prueba que dio positiva y lo dejaron hospitalizado. El padre de Laura estaba saturando oxígeno en 60 %, cuando lo normal es entre 95 % y 100 %.
El oxígeno está dentro de la lista de los medicamentos esenciales establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es vital para los casos críticos que llegan a desarrollar síndrome de deficiencia respiratoria y hasta hipoxia, que es cuando falta oxígeno en la sangre. Además, en el manual de tratamiento de la COVID-19 del Ministerio de Salud venezolano, incluyen la oxigenoterapia temprana, con catéter nasal, mascarilla de oxígeno y terapia de alto flujo.
Factores en la búsqueda de oxígeno
-Uno de los factores que se están presentando a partir del aumento en el número de casos diarios de coronavirus en el país es la dificultad de encontrar camas. Historias de pacientes reseñan cómo tuvieron que recorrer hospitales, Centros de Diagnóstico Integral y clínicas, especialmente si requieren la unidad de cuidados intensivos. Esto conlleva a que muchos tengan que tratarse de manera ambulatoria o desde casa, si sus condiciones de salud lo permiten.
“Los hospitales están abarrotados. Hay pacientes de COVID-19 que necesitan oxígeno y les cuesta mucho conseguir una cama en un centro de salud. Otros tienen miedo de irse a hospitalizar, y hay unos que incluso buscan un cupo cuando ya están casi ahogados”, comentó a Crónica.Uno el secretario ejecutivo de Fetrasalud, Pablo Zambrano.
Huniades Urbina, presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (SVPP) y miembro de la Comisión de Expertos de la Salud para hacer frente a la pandemia del coronavirus designada por la Asamblea Nacional, coincidió en que hay pacientes que se están tratando desde casa, pero resaltó que solo es posible si la persona no tiene mayor dificultad respiratoria y mantiene una saturación de oxígeno por encima de 94 %.
De igual manera, el médico Alejandro Rísquez, pediatra, médico epidemiólogo y con carrera en salud pública, agregó que esta modalidad solo es posible con monitoreo y supervisión médica para que los familiares estén bien instruidos sobre los signos de alarma, de forma que si se presenta una emergencia no lleguen muy tarde al hospital.
“Es una enfermedad nueva. Hay pacientes que se ven muy bien y no es así. Por eso el oxímetro es tan importante”, comentó, y resaltó la importancia de hacer un correcto seguimiento a los pacientes.
-El segundo factor es la carencia de recursos en los hospitales. El presidente de la Federación Médica Venezolana (FMV), Douglas León Natera, explicó que los gases medicinales en el país están dosificados, pero no hay una escasez tan marcada.
En este sentido, resaltó que el problema de los centros públicos es que 70 % de las áreas hospitalarias está sin funcionamiento y apenas se está usado 30 %, que debería tener sus tomas de oxígeno. El obstáculo con esas camas que tienen tiempo fuera de servicio, una problemática muy denunciada por los voceros del sector salud antes de la llegada de la pandemia, es que en los ductos de esas tomas de oxígeno no hay fluidez, por lo tanto, son cupos perdidos.
Para no caer en el problema de la escasez de oxígeno necesitamos que el Ejecutivo cumpla los artículos 83, 84 y 85 de la Constitución, que garantice la salud y la vida, que se ocupe de una vez por todas del sistema de salud”, sostuvo Natera.
Jaime Lorenzo, director ejecutivo de Médicos Unidos de Venezuela, recordó que varios años atrás hubo una situación irregular con las grandes empresas que dejaron de prestar el servicio de oxígeno por problemas de pago que tenían los hospitales. No obstante, esas empresas fueron sustituidas.
Según el último informe de la Encuesta Nacional de Hospitales, publicado en febrero con datos de todo el año 2019, el déficit de suministros hospitalarios en Venezuela estaba en torno a 85 %. En el documento señala que en 70,72 % de los hospitales evaluados hubo oxígeno/succión todos los días, en 22,06 % intermitente y en 7,22 % ningún día.
Ninguno de los médicos consultados le atribuyó la búsqueda de oxígeno medicinal a una causa específica. Lo consideran una suma de factores desafortunados que van desde falta de camas, pocas tomas de oxígeno disponibles en los centros públicos, pacientes que se pueden atender en casa y un historial de escasez de insumos de emergencia en el país.
Los médicos venezolanos todavía no pueden afirmar que existe una escasez de oxígeno significativa como ya se evidenció en otros países de la región como Ecuador, específicamente en Guayaquil a mediados de abril. Luego ocurrió en Perú y después en Brasil, déficit que fue a la par con el aumento en el número de casos de COVID-19.
La prensa internacional reseñó que, además de la logística y escasez de bombonas, estos países parece que también tienen problemas de producción. Incluso, el presidente peruano, Martín Vizcarra, declaró el oxígeno producto de “interés nacional” y ordenó una compra cercana a los 25 millones de dólares de este gas medicinal para poder suplir la necesidad actual.
Igualmente, la OMS alertó en junio de la falta de concentradores de oxígeno en muchos países. El director general de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo en rueda de prensa que, al ritmo de un millón de nuevos casos globales, cada semana se necesitan unos 620.000 metros cúbicos de oxígeno diarios para los pacientes, lo que equivale a 88.000 bombonas.
“Aunque la mayoría de las personas con COVID-19 solo presentan un cuadro leve o sin complicaciones, aproximadamente 14 % acaba presentando un cuadro grave que requiere hospitalización y oxigenoterapia. 5 % tiene que ser ingresado en una unidad de cuidados intensivos”, dice la OMS.
Ante este escenario en la región, los médicos venezolanos coinciden en que, en teoría, el país tuvo más tiempo para prepararse para la pandemia que otras naciones, debido a que la enfermedad llegó en marzo, y que ese tiempo debió aprovecharse para la adquisición de insumos de emergencia. El problema es que había mucho por atender, empezando desde lo más básico: el agua y la electricidad en los hospitales.
El bolsillo afectado
El alquiler de una bombona de oxígeno puede costar entre 50 y 90 dólares. Un manómetro, instrumento que se usa para medir la presión, cuesta como mínimo 100 dólares. Un oxímetro se puede conseguir en 30 dólares. Todos estos montos encaran un salario mínimo integral que equivale a 2,28 dólares mensuales.
Jesús Gutiérrez, vendedor de bombas de oxígeno en Caracas, indicó que la duración de un cilindro depende del nivel de gravedad del paciente. “Hay familias que tienen casos graves en casa y tienen una saturación por debajo de 90”, alertó refiriéndose a informaciones que le han dado sus clientes.
Gutiérrez mencionó que hay clientes que le piden de dos a tres recargas diarias y que hay bombonas de seis metros cúbicos que pueden durar entre ocho y 13 horas, dependiendo del flujo que indique el médico. Insistió en que siempre les recomienda a los familiares tener una bomba extra para evitar contratiempos, pero entiende que muchos no pueden costearlo.
La Asociación Venezolana de la Industria Química y Petroquímica (Asoquim) aseguró que la producción de oxígeno está garantizada en el país, pese a la escasez de combustible para el transporte, que compromete la distribución del insumo. En contraste, la empresa AGA GAS C. A. anunció en mayo que suspendía la distribución de gases medicinales en hospitales y servicios de la red de salud de Táchira.
Co informaciòn de Crònica Uno