Solo Ford y Toyota disponen de autos para la venta. Se espera que para mediados de mes arranque la producción de FCA (antes Chrysler), pero solo serán 190 unidades. Desde hace más de un año Martha Hernández está tratando de cambiar su viejo Fiat Palio por un auto más actual. Lógicamente su sueño era un vehículo nuevo, cosa que creyó posible –como muchos- cuando en marzo pasado Nicolás Maduro anunció que Toyota reanudaría actividades y que produciría un Corolla “que podrían comprar todos los venezolanos”.
Pero la realidad echó por tierra sus esperanzas de tener un cero kilómetro. Precios bastante por encima de los que se consiguen en otros mercados es el resultado que ha dejado una economía distorsionada y en crisis desde hace ya varios años, situación que ha reducido a su mínima expresión a la que hasta hace apenas ocho años atrás era la cuarta industria automotriz más importante de América Latina.
Imposibilitado para otorgar dólares para importar el material necesarios que permitiera mantener la operatividad del sector, el gobierno autorizó –el año pasado a Ford Motor y este 2016 al resto de las ensambladoras- a adquirir insumos con sus propios recursos, permitiendo a las marcas vender sus productos en dólares para así recuperar la inversión y contar con capital para mantener el circuito funcionando.
Pero la solución ha sido apenas parcial, pues solo Ford (que aplica el modelo desde hace un año) y Toyota son las únicas productoras que han podido echar a andar el proyecto, cuyo limitado alcance mantiene a la industria ensamblando a poco más de 1% de su capacidad.
Para mediados de septiembre se espera que FCA (antigua Chrysler) reanude la producción, aunque se sabe que solo serán 190 unidades las que se producirán antes de que culmine el año.
Pese a estas bajas cifras de producción, las empresas han tenido problemas para colocar 100% de lo manufacturado, siendo la principal razón el alto costo de los vehículos, cuyos precios superan los vigentes en otros países.
Ya se trate de un sedán, una camioneta de trabajo o un rústico de lujo, quien desee adquirir un vehículo en la Venezuela actual deberá tener muchos dólares y bolívares para finiquitar la negociación, pues los precios tienen un componente en cada una de estas monedas.
Solo se podrá financiar la porción en bolívares. Ambas empresas permiten que tanto el monto en moneda nacional como los impuestos sean cancelados con un crédito bancario. El problema está en que las cuotas pueden superar los Bs 500.000, lo que significa que el solicitante debe demostrar ingresos mensuales superiores a un millón de bolívares.
FUENTE: EL ESTÍMULO
07 de septiembre de 2016