Son tres semanas las que han transcurrido en cuarentena total lo que ha afectado duramente a los comerciantes informales al no poder trabajar. Afirman estar preocupados porque no generan ingresos y temen morirse de hambre.

«Si uno no trabaja, uno no come» es la frase que más se escucha entre los comerciantes informales del centro de Barquisimeto, quienes añaden que la situación económica está ruda y por eso no se pueden quedar en sus casas a pesar del covid-19.

Ellos salen a trabajar con el temor que les quiten la mercancía o que los policías los desalojen, pero es la única manera que tienen de llevar el sustento para su hogar.

Gladys Cañizales, quien es vendedora informal contó que ella es madre y padre de familia «y no puedo quedarme encerrada por la cuarentena» dijo que piden alternativas a los funcionarios policiales y que los dejen trabajar por lo menos media mañana para tener algo de ingresos que les permita comer cada día.

Con información de la Prensa de Lara

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