Desde 2017 distintas organizaciones de transportistas, principalmente de autobuses que cubren rutas urbanas e interurbanas, alertan continuamente sobre la significativa disminución de unidades por falta de repuestos e insumos, debido a la escasez de las piezas o a los altos costos que impiden a los choferes costearlos.

En diciembre pasado, 20 organizaciones de la sociedad civil se pronunciaron sobre la crisis del sistema de transporte, donde también denunciaron el mal estado de los vehículos, horarios limitados del servicio, falta de información sobre las rutas y la incidencia de robos en las unidades.

El comunicado destacaba que la situación del transporte “está mermando el legítimo derecho de movilización de los ciudadanos” y “se desarrolla en una total anomia, violentando la Ley de Transporte Terrestre poniendo en riesgo la vida de los pasajeros, sus bienes, afectando la productividad y la asistencia escolar”.

Unidades paradas
Jaramillo declaró que en el país circulan 200 mil unidades de transporte público (entre las formales e informales) y, según las cifras que maneja, alrededor de 20% están paradas.

“Aquí no se ha hecho renovación de la flota desde el 2007 con alrededor de 2.000 autobuses. El crecimiento de la población es alto y no es compatible con la adquisición de nuevos vehículos”, dijo.

El cálculo contrasta con los números que presentan voceros como José Luis Trocell, secretario del Comando Intergremial del sector Transporte, y Hugo Ocando, presidente del Bloque Oeste en Caracas. Ambos afirman que para el primer cuatrimestre de 2018 la cantidad de unidades paradas ronda 80%.

El concejal Goyo Cáribas, quien estaba a la cabeza de la Comisión de Transporte del extinto Cabildo Metropolitano, citó algunos ejemplos de esta realidad: una de las líneas que va a La Pastora y Manicomio pasó de tener 71 unidades activas a solo 9 que funcionan actualmente. La asociación Unión Criollito, que también trabaja en esa ruta, tenía 107 vehículos y ahora solo operan cinco.

Situaciones similares se repiten en parroquias del municipio Libertador como La Vega y Caricuao.

Alternativas
El presidente del Comité de Usuarios del Transporte Público, Luis Alberto Salazar, dijo a Efecto Cocuyo que, en promedio, los ciudadanos deben aguardan entre 45 minutos y una hora en las paradas a que llegue un autobús. Sin embargo, en “hora pico” los autobuses que pasan están abarrotados.

Precisó que algunas rutas críticas son las que van hacia La Guaira, en el estado Vargas, y en Caracas las que van hacia El Junquito y la parte alta de Petare.

Muchos optan por tomar el Metro de Caracas, que también registra constantes retrasos. Otros terminan resignándose a caminar a sus destinos.

“Hay que tomar decisiones técnicas y no políticas. No se está aplicando un plan de contingencia, por ejemplo, con los autobuses Sistema Integral de Transporte Superficial S.A (Sitssa), sino que como vaya viniendo, vamos viendo”, opinó Salazar.

El presidente del Comité de Usuarios advierte que en lo que va de año se ha normalizado el uso de las llamadas “perreras” o camiones para trasladar a los usuarios. Organismos como la Alcaldía de Caracas ha promovido este “servicio” trayectos como La Yaguara-El Junquito, pero la mayoría los vehículos no cuentan con condiciones de seguridad mínimas.

Salazar advierte que, según un monitoreo de medios que han realizado en 2018, han registrado al menos siete accidentes relacionados con “perreras”: dos en la vía hacia El Junquito, uno en Valencia, otro en Maracay y otro en Puerto Ayacucho. Entre estos eventos hubo al menos seis personas fallecidas y 25 lesionados.

Publicado por Efecto Cocuyo
11/05/2018

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