Al menos cuatro horas al día viven los tachirenses sin el servicio eléctrico. No hay sector que no sufra un corte diario, lo que genera desespero en los andinos.
Una de las zonas más golpeadas es la fronteriza. A pesar de ser un paso tan activo, casi todo el día lo viven sin luz. Ya es normal que en los locales haya una planta amarrada a una cadena prendida casi todo el día. Incluso, los vendedores ambulantes que necesitan corriente para trabajar, tienen una pequeña, pues cuando se va el servicio, no se sabe a qué hora llegará.
San Cristóbal es otro de los municipios más golpeados. Entre ocho y 12 horas pasan sectores completos sin el servicio. Aunado a eso está el problema del combustible, pues no todas las estaciones de servicio cuentan con planta, por lo que estos “apagonazos” dejan sin posibilidad de surtir a quienes les corresponde. Cabe recordar que en la entidad el suministro de gasolina se rige por pico y placa desde hace varios meses.
En todos los informes referentes al servicio eléctrico, la ciudad cordial sale entre las primeras con la peor percepción en el servicio. Y es que no hay garantía de que cuando llegue la luz, no se vuelva a ir, pues en muchas ocasiones el servicio se va a los pocos minutos de haberse restablecido.
Táriba, capital del municipio Cárdenas, también padece de cortes prolongados. Más de cinco horas sin servicio, además de las fluctuaciones que ponen en riesgo los electrodomésticos que aún sobreviven. “Ya casi un año en esto. Las navidades van a ser iguales. Arrancaremos año nuevo así y los del Gobierno echarán la culpa a los demás. Ineficiencia total”, dijo Miguel Duarte.
Los andinos se han vuelto noctámbulos. Ya es común ver caras largas producto de los trasnochos por la falta de energía eléctrica, pues durante la noche si no hay luz, hay calor, y si hay luz, aprovechan para hacer tareas del hogar, pues no se sabe cuándo cortarán el fluido eléctrico.
“Yo trabajo con comida. Vendo empanadas en las estaciones de servicio. Si se va la luz no solo no tengo clientes, sino que se me daña la comida. Si no hay luz debo pararme en la ventana para picar los aliños y aprovechar la luz del día. Esto es agotador”, dijo Marina Cañas.
Pese a lo alarmante de la situación, ni Corpoelec ni ninguna autoridad ha dado información al respecto.
Con información de Crónica Uno