Álvaro Becerra tiene 25 años de trabajo en Sidor. Debe viajar a diario en la unidad de transporte 24 que cubre la ruta de tres sectores del oeste de Ciudad Guayana. Este año se ha tenido que quedar numerosas veces en casa porque el transporte no pasa y, como ese, decenas más. Algunos trabajadores -coinciden sidoristas- tienen hasta cinco meses sin ir a sus puestos de trabajo, publica Correo del Caroní.

La semana pasada en el siempre bullicioso portón 3 de la otrora siderúrgica más importante de América Latina y El Caribe contó el ingreso de apenas 17 de 130 unidades que debían transportar trabajadores de las distintas plantas de la mini ciudad industrial, ubicada en la zona industrial Matanzas. El silencio que impera en las plantas se repite en el portón, oscuro y con escasa seguridad por las noches. La ruta ya no encuentra el amarillo de los girasoles y el sorgo, siembra a la que la directiva destinó recursos por meses y de la que luego desertó.

La industria –reestatizada en 2008- está casi paralizada y, al menos ahora, los problemas de transporte que generan un ausentismo laboral de más de 50% no hacen peso. Y no lo han hecho en todo el año, otra vez, el peor de la historia de la siderúrgica, que fue en Guayana uno de los pilares indiscutibles de la industrialización en el país.

En el año a punto de culminar, Sidor produjo –hasta el 19 de diciembre- 272 mil 256 toneladas de acero líquido, de acuerdo con balances a los que tuvo acceso Correo del Caroní mes a mes. La cifra equivale a 22 días de operación hace una década, cuando operada por la trasnacional Techint logró su récord de producción de 4,3 millones de toneladas.

Es el menor registro productivo logrado desde su fundación en la década del 60’. En ese periodo, la industria marcó hitos, el principal: la primera colada de acero en el horno Nº 1 de la acería Siemens-Martín el 9 de julio de 1962.

De la capacidad de diseño de 5,1 millones de toneladas al año, que en esa década empezó a construirse, la industria opera en la actualidad a apenas 5,3% de su potencial. “La cifra de producción de 2017 significa que Venezuela volvió al extractivismo, volvimos a lo que es la explotación de materias primas sin otorgarle valor agregado y en condición casi artesanal al haber producido una cantidad de acero no registrada ni siquiera con la planta original, cuando se fundó Sidor con la acería Siemens Martín”, asegura Pedro Acuña, exdirector de Sidor en representación de los accionistas clase “B” de la industria.

“Este año podemos decir que no tenemos proceso siderúrgico en Guayana, lo que significa que Venezuela volvió a la etapa de explotación de mineral de hierro y aglomeración”, reitera.

Trabajadores, testigos en primera fila

La cifra no sorprende a los trabajadores, testigos en primera fila del deterioro, pero sí los entristece. Con excepción del mes de julio en el que las acerías estuvieron totalmente paralizadas, Sidor se mantuvo todo 2017 en operaciones mínimas e intermitentes, con una grave crisis de insumos y partes, más profunda que la de años previos.

En la acería de palanquillas, solo un horno de seis que posee el área está disponible; mientras que en la acería de planchones que produce material para la producción de aceros planos solo dos hornos están en servicio.

“Catastrófico” es la palabra con la que el trabajador Carlos Ramírez, con más de dos décadas de servicio en la acería de palanquillas, describe el 2017. “La peor producción de Sidor en toda su historia ha sido esta, bajo un mando militar que lo que ha hecho es destruir la empresa y quitar los beneficios de los trabajadores”, dice en alusión a la directiva de la empresa, presidida por el actual gobernador de Bolívar, Justo Noguera Pietri, quien en 2013 fue aclamado por trabajadores de la acería.

“Se me espelusca el cuerpo de pensar en Sidor, lo que da es tristeza, dolor, da ganas de llorar ver una empresa tan pujante ser ahora la última a nivel mundial”, agrega Ramírez con la voz quebrada. “No hay responsabilidad ni voluntad política para sacarla adelante. No vemos ninguna posibilidad de que vuelva a sus niveles de producción de 2007 en este gobierno. Hay desolación y tristeza y los trabajadores no dejan de lamentarse”.

Noguera Pietri, cuyo lema en las recientes elecciones regionales fue “no vine a prometer, vine a trabajar”, dio su palabra el 16 de noviembre de 2016 que Sidor produciría 3 millones de toneladas en el 2017. “Les aseguro que el año que viene estamos entregando sobre las 300 mil toneladas (de acero líquido) por mes: estamos hablando de más de tres millones de toneladas a nuestro país. Ya lo hemos hecho”, aseveró a Correo del Caroní.

– Es decir: para 2017 promete más de 3 millones 600 mil toneladas de acero líquido.

– Nosotros no prometemos: nosotros nos comprometemos…

Desde que arrancó el año, la promesa quedó desmontada, por tanto también el compromiso. El mes con mayor producción fue septiembre: apenas 49 mil 58 toneladas de acero líquido, una cifra distante del compromiso de producir “sobre las 300 mil toneladas por mes”.

No fue la primera vez que Noguera Pietri prometió mejoras. En junio de 2013, apenas un mes después de su primera gestión frente a la industria, presentó un plan de recuperación que tras un intensivo programa de inversiones operativas, mantenimientos programados, arranques de áreas y aumento de capacidad apuntaba a una producción de 5,8 millones de toneladas de acero líquido.

Precisamente, los trabajadores asocian el descalabro a la falta de inversiones. “No tenemos inversión, lo que le iban a dar a las acerías no se concretó. No ha habido ninguna mejora, todo han sido pañitos de agua, hemos arrancado cuatro veces por uno o dos meses y la última vez fue por 15 días. Nos pararon por problemas de argón y dijeron que hasta nuevo aviso”, añadió Becerra.

“Los trabajadores se meten en un cubículo a jugar cartas porque es lo único que podemos hacer”, apunta.

“Noguera Pietri, que en 2013 quiso imponer orden, se dedicó todo 2017 a hacer campaña política, no dedicó nada a levantar la empresa”, aseguró un directivo, que prefirió mantener su nombre en reserva por temor a represalias.


Cordón en frío tiene un semestre detenido

La deficiencia sostenida de materias primas no fue lo único que caracterizó el año. En la madrugada del 22 de junio de 2017, un incendio consumió parte del área de Decapado de la industria, lo que paralizó por completo el cordón en frío de la estatal, días después.

En el área de decapado se realiza el acondicionamiento de la superficie de las bobinas de acero, que previamente han atravesado el proceso de laminación en caliente de la industria. Allí se realiza el corte del borde y un lavado químico, para luego pasar a las líneas de Tándem y otros eslabones necesarios para la obtención de hojalata, destinada principalmente a la industria alimenticia; material para fabricación de techos y otros usos en el sector industrial y automotriz.

Seis meses han transcurrido desde entonces y no ha habido reparación alguna. La detención del cordón en frío agudizó aún más la limitada distribución de hojalata que se utiliza para el enlatado de atún y sardinas, por ejemplo.

“No veníamos produciendo en condiciones normales y después de la quema del Tándem, no se ha producido nada, sigue parado y no hay expectativas de arranque”, dijo César Silva, trabajador de laminación en frío.

El sidorista recuerda el día del siniestro y lo compara seis meses después. “No han hecho nada para acondicionar el área. La única diferencia es que bajaron estructuras dañadas por el incendio, pero no se reparó ni se sustituyó nada”.

“Todo el cordón de frío está absolutamente parado. Estamos cumpliendo horario los pocos que venimos, porque con la problemática de buses, trabajadores de Upata, Sierra Imataca y El Pao y otros de Ciudad Bolívar no están viniendo. En Ciudad Guayana igual. Yo, por ejemplo, me vengo en cola porque mi transporte algunas veces viene y otras no. La asistencia es poca”.

De 30 personas que trabajan en el área, precisa, asiste el 50%. “Hay áreas donde viene menos, hay áreas en las que prácticamente no viene nadie. No hay ni un 50% de los buses, porque están dañados y salen a prestar transporte público”.

“La situación es preocupante. Ver que teníamos una planta productiva al 100% y tenerla completamente parada -donde están en riesgo muchos puestos de trabajo- es alarmante. No sabemos hasta cuándo se va a soportar esto. No ha habido interés en poner a producir la planta”.

Publicado por La Patilla
30-12-2017

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