Considerada la joya más importante de Carlos Raúl Villanueva, un hito de la arquitectura moderna, el patrimonio físico y arquitectónico de la Universidad Central de Venezuela no escapa de la desidia y la marginación presupuestaria, una problemática que pone en riesgo el reconocimiento como Patrimonio Cultural de la Humanidad otorgado en el año 2000 por la Unesco.
En una casa de estudio donde falla el presupuesto, la comunidad educativa advierte que no es un hecho fortuito el deterioro de las esculturas, murales, vitrales y expresiones artísticas que atesora «la casa que vence las sombras». De los 4.440.864.718 bolívares asignados a esa institución para el ejercicio fiscal 2016, sólo 10%, lo que en cifras absolutas equivale a 448.777.545 bolívares, está destinado a gastos de funcionamiento, según detalla el presupuesto de este año.
Se trata de un monto al margen de los gastos de personal y providencias estudiantiles, destinado al mantenimiento físico de 11 facultades, 42 institutos, de los cuales 31 están en la Ciudad Universitaria y los espacios interiores. La cuota asignada por Ejecutivo para la conservación y gastos de mantenimiento del campus supone un déficit de 84,73%, si se compara con los 2.939.060.379 solicitados en el anteproyecto de presupuesto para 2016.
Una fuente del Consejo de Preservación y Desarrollo (Copred) de la UCV advierte que la universidad sólo cuenta con 15% del monto solicitado para cubrir el mantenimiento de 89 edificaciones, 36 mil metros lineales de murales y las obras distribuidas en 203 hectáreas. Si bien el presupuesto asignados por el Gobierno para los gastos generales de mantenimiento pasó de Bs 257.876.890 en 2015 a Bs 448.777.545 en 2016, en la práctica no se tradujo en mayores ingresos. «En términos reales tenemos menos poder adquisitivo por la inflación, lo que nos impide adquirir los insumos para la restauración de las obras», agrega la fuente.
Los pisos resquebrajados, la falta de iluminación y las filtraciones en la Plaza Cubierta y otros espacios comunes restan majestuosidad al alma mater, que exhibe la huella del vandalismo. En los pasillos que conducen hacia Ingeniería y la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales se acentúa aún más el descuido. «Los mosaicos que están a la intemperie son los más afectados», dice Gloria Moreno, estudiante de Letras, y hace referencia a los «Conductores de Venezuela», la obra de Pedro León Zapata, que destaca desde la autopista Francisco Fajardo.
El secretario general de la UCV, Amalio Belmonte, asegura que han tenido que recurrir a instituciones privadas, organizaciones y contrataciones para mantener el patrimonio. «No se trata de barrer y cortar la grama sino de contar con el recurso humano y los medios para proteger las obras de arte. Este año la universidad solo recibió 36% del total solicitado».
De acuerdo con los dozavos de 2016, el Consejo de Preservación responsable del mantenimiento de los bienes, recibió Bs. 2.468.189, 0,05 del presupuesto total. Ante esa realidad los mosaicos abstractos que convergen en jardines, techos, paredes y ventanas, algunos concebidos por Oswaldo Vigas, Alejandro Otero, Pascual Navarro y Mateo Manaure parecen estar condenados al desgaste por el sol, la lluvia y el descuido. Jorge Avilés, obrero de Ciudad Universitaria, indica que la situación es aún más dramática, pues ni siquiera tienen insumos para la limpieza ordinaria. «No hay detergente y limpiamos sólo con agua», lamenta.
Asdrúbal González, estudia quinto año de Medicina y ve con preocupación el deterioro de la casa de estudio construida entre 1940 y 1960. «Es triste saber que te formas en la UCV, que forma parte del acervo cultural del país, y ver cómo se deteriora». Institutos como Medicina Tropical, Inmunología, Hematología y Oncología, todos en cierre técnico, solo disponen de Bs 3.000 anuales para mantenimiento, lo que les impide cambiar hasta bombillos.
FUENTE: EL UNIVERSAL