La grave crisis que viven las universidades desde hace unos cinco años por la falta de presupuesto las deja actualmente expuestas, porque sus autoridades no tienen para cubrir no solamente gastos de mantenimiento y operatividad, sino para mantenerlas seguras lo que hace que la delincuencia tenga luz verde de hacer de las suyas y las desmantelen poco a poco.

La Prensa de Lara 

El olvido gubernamental es evidente por cualquier universidad que se pase. La UCLA, UPEL y Unexpo sufren los embates de un nulo presupuesto que se vino a pique desde el 2016 cuando crearon el sistema centralizado y estandarizado, lo que afectó la llegada de las partidas presupuestarias para la contratación de empresas de vigilancia.

Raúl López Sayago, rector de la UPEL, dijo que los hurtos son consecuencia de no contar con una empresa de vigilancia porque el presupuesto tiene más de tres años que no lo asignan como debe ser. Aseguró que en lo que va de 2021 sólo asignaron el 2,33% de lo solicitado y eso se traduce que los planes de operatividad no puedan ser ejecutados en su totalidad. «Ya no se contratan empresas, sino que ahora pertenecen a la nómina de la universidad y es prácticamente un apoyo». Añadió que la misma historia se replica en las demás universidades.

El rector contó que los que se ven perjudicados son los estudiantes y profesores porque se llevan equipos de trabajo como computadoras, insumos de laboratorios y biblioteca. Afirman que las casas de estudio están desmanteladas y al no contar con presupuesto es difícil que todo lo que han perdido producto de la inseguridad, lo puedan recuperar.

De acuerdo a los registros que lleva LA PRENSA, en lo que va de año la Unexpo, al oeste de Barquisimeto, suma al menos cuatro hurtos, tres de ellos en la Biblioteca y uno en los talleres de Metalúrgica. La semana pasada uno de los vigilantes frustró un intento de hurto, donde seis personas ya tenían en mano piezas de aires acondicionados, pertenecientes también a la Biblioteca, cuya área es la que más sufre destrozos, hurtos y vandalismo.

Amael Castellanos, vicerrector regional de la Unexpo, expresó que el campus tiene 49 hectáreas y para mantenerlos resguardados deben tener «un ojo en cada esquina», pero sólo tienen tres vigilantes cuando se requieren al menos 17 por cada turno «para así resguardar los talleres, la biblioteca, laboratorios y todas las aulas».

El profesor explicó que se han llevado aires acondicionados, computadoras y lo que consigan a su paso, pues incluso los han dejado hasta sin bombillos «y no hay presupuesto para la adquisición de esos equipos».

En el caso de la Unexpo tienen deudas con la empresa de vigilancia desde octubre de 2020 porque el presupuesto no llega, lo que causa que cada día los vigilantes decidan irse en busca de otros ingresos porque no son valorados económicamente, a pesar que es una empresa que fue contratada por el mismo Gobierno nacional.

En la UCLA sucede lo mismo. La semana pasada hubo un intento de hurto, donde los dueños de lo ajeno ingresaron al área de Registro Académico del Decanato de Ciencias Económicas y Empresariales (DCEE), ubicado en la calle 8 entre carreras 22 y 23 y destruyeron vidrios, rompieron ventanas y puertas, pero aparentemente no se llevaron nada. Ese mismo decanato fue hurtado a principios de año.

La falta de presupuesto que viene desde el año 2019 se acentuó más en el 2020 con la llegada de la pandemia, pues las casas de estudio quedaron solas al suspender las clases presenciales, lo que contribuyó con el incremento de los robos, hurtos y vandalismo hasta el punto que la organización Aula Abierta registró 175 incidentes confirmados de delincuencia en el 2020, cuyas denuncias están distribuidas en 12 universidades del país, entre las cuales están incluidas la UCLA y la Unexpo.

Vandalismo
Hay casos en las universidades donde las personas ajenas a las casas de estudio ingresan sólo a causar destrozos, romper vidrios y desordenar todo lo que consigan a su paso, hasta el punto que dañan y ensucian paredes y puertas.

Jhonny Rodríguez, encargado de la Biblioteca de la Unexpo, dijo que esa es una de las áreas más vulnerables en la universidad porque está alejada y el acceso está lleno de monte, donde fácilmente los hampones se esconden y nadie los ve en horas de la noche.

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Con información de La Prensa de Lara

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