La escasez de insumos se acentúa en los hospitales del Área Metropolitana y la crisis inscribe un nuevo capítulo en los centros de atención sanitaria, no solo en los administrados por el Ministerio de Salud, sino en los adscritos al Instituto Venezolano de los Seguro Sociales, donde también recrudecen las fallas de insumos que superan el 90%, denuncian Médicos Unidos de Venezuela.

Wilmer Santana, presidente de la sociedad de Médicos de Lídice, asegura que el desabastecimiento de materiales quirúrgicos alcanza niveles inéditos y compromete la atención de emergencias. Y advierte además que el hospital Jesús Yerena tiene seis meses cerrado por remodelación y problemas de infraestructura que detuvieron los planes quirúrgicos.

La coyuntura se repite en el J.M. de los Ríos y en el Universitario de Caracas donde los médicos reportan problemas de contaminación por filtraciones y botes de agua.

Hermes Pérez, jefe del Departamento Quirúrgico del J.M. de los Ríos, señala que los pabellones del hospital pediátrico tienen tres semanas fuera de servicio por una filtración que tumbó el techo.

A las trabas que enfrentan los médicos para operar, se les suma también la denuncia en enero de la Sociedad Venezolana de Hematología, cuando los bancos de sangre del país entraron en cierre técnico por la escasez de reactivos. El desabastecimiento les impide realizar estudios de laboratorio para el tamizaje de enfermedades transmisibles como VIH, Hepatitis B y C, que podrían ser contagiadas a través de transfusiones.

Para cumplir con algunos procedimientos, los cirujanos aseguran que deben aplicar drogas «precursoras», componentes de poco uso que tienen efectos adversos. Pero la situación se torna más compleja en el área de pediatría. Alejandro Hernández, cirujano del Universitario, señala que no cuentan con suturas adecuadas para practicar ciertos tipos de operaciones a menores.

Hernández precisa que en el Clínico los quirófanos están cerrados por un bote de aguas negras que se registró el viernes 9 de febrero, previo al Carnaval. Y aunque el problema fue resuelto, los pabellones están contaminados. «Solo estamos operando casos de extrema urgencia», advierte. A ello se le suman los equipos de imagenología inoperativos, como Rayos X, un servicio esencial para la evaluación de lesiones y el hecho de que los pacientes deben recurrir a servicios privados de laboratorio para poder obtener un diagnóstico. Algunos pacientes ni siquiera pueden cumplir los tratamientos postoperatorios por falta de antibióticos y ello compromete el éxito de algunos procedimientos.

Publicado por El Universal
20/02/2018

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