Entre 2015 y 2016 se redujo 60% la red de telecajeros porque era insostenible su mantenimiento por los costos del servicio y de repuestos
Hay nuevas tareas en la agenda semanal de Milagros Ocando. A sus labores en la oficina, llevar a sus dos hijos a la escuela en las mañanas y a las actividades deportivas en las tarde, y las compras de cada martes desde la madrugada en el supermercado, tuvo que sumarle al menos una hora en cola por dinero en efectivo. Solo así puede tener lo que necesita en su cartera para el pago de la gasolina y sortear las deficiencias de la plataforma de los puntos de venta. Pero a partir del lunes 20 de febrero ni la espera o la caza por un cajero automático bueno será suficiente. La escasez de billetes se incrementará 47,6%.
Para ese día, luego de dos prórrogas, está pautado el fin del curso legal del billete de 100 bolívares, que representa ese porcentaje de la masa monetaria total en circulación y 77% del valor del dinero disponible en el país.
Las cantidades de las nuevas unidades de 500, mil, dos mil, cinco mil, 10 mil y 20 bolívares que de acuerdo al anuncio del entonces presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Nelson Merentes, se incorporarían al cono monetario el 15 de diciembre, han sido insuficientes. Al país han arribado 98 millones 900 mil billetes que representan apenas 0,82% de la masa monetaria actual calculada en 12 mil millones de unidades.
Pero el déficit de billetes no es el único problema. 80% del efectivo que se maneja en todo el país proviene de la red de cajeros automáticos. Y hasta ahora solo las taquillas de la banca pública y privada han sido las únicas vías habilitadas para la entrega de las nuevas unidades que han entrado en circulación.
Los dispositivos electrónicos que funcionan con la tecnología ATP (Automatic Teller Machine, por sus siglas en inglés) aún no han sido calibrados para dispensar las piezas que tienen grosor y peso distinto menor a los que están en circulación desde 2007, aseguró el profesor de la cátedra de teoría y política monetaria en la Universidad de Carabobo, Carlos Ñáñez. Es un proceso que tarda 45 días y que aún no ha iniciado porque se requiere de una inversión en dólares con las que las entidades bancarias no cuentan.
Las adaptaciones que se deben hacer a los cajeros no solo incluyen la calibración por las especificaciones físicas de los billetes, también hay cambios en el software necesarios para que en lugar de un monto máximo de sustracción de tres mil o seis mil sea de 60 mil o 100 mil, que se traducirían en tres o cinco billetes de 20 mil bolívares.
Una vez que las modificaciones en los dispositivos automáticos se hagan los problemas no terminarán. Entre 2015 y 2016 se redujo 60% la red de telecajeros porque era insostenible su mantenimiento por los costos del servicio y de repuestos que deben ser cancelados en dólares. Y de los que aún permanece su infraestructura al menos la mitad están inoperativos por fallas que no ha podido ser reparadas.
Fuente: El Carabobeño
Fecha: 14 de febrero de 2017