Los últimos meses han proliferado los jóvenes en los vagones del Metro de Caracas vendiendo chupetas y caramelos a los pasajeros. “Ellos son una muestra de la caída del trabajo decente en Venezuela, reflejada en una tasa de desempleo juvenil muy alta de entre 14% y 15%”, aseguró el sindicalista Dick Guanique.

El dirigente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela indicó que la venta de golosinas al público representa para estos jóvenes una pequeña inversión, pues compran al distribuidor una bolsa del producto. Sin embargo, el ingreso obtenido por la venta es inferior al salario mínimo.

“Estos muchachos tienen un trabajo precario sin ningún tipo de protección social. Muchos de ellos abandonaron prematuramente los estudios de bachillerato para medio mantenerse ellos y apoyar a su grupo familiar”, advirtió Guanique.

El sindicalista explicó que cada año en Venezuela ingresan al mercado laboral 350.000 jóvenes con edades comprendidas entre 15 y 25 años, pero la mayoría de ellos no tiene oportunidades de ocupación en el sector formal de la economía como consecuencia de la caída del aparato productivo nacional. “Esto obliga a muchos muchachos sin preparación a desempeñarse en una buhonería de subsistencia”, afirmó.

Recordó que debido a la mala política económica del gobierno en lo que va de 2016 un millón de empleos formales fueron destruidos. Los afectados migraron al sector informal de la economía que representa entre 43% y 46% de la población económicamente activa de 14,1 millones de trabajadores.

El informe de la Comisión de Expertos, aprobado en la 105 conferencia de la Organización Internacional del Trabajo de junio pasado, recoge la queja sobre los incumplimientos del gobierno en contra del convenio 122 sobre el servicio del empleo.

Para entonces se habían perdido 800.000 puestos de trabajo, según datos aportados a la instancia de la OIT por las empresas y los sindicatos independientes, ante la negativa gubernamental de asignar las divisas al sector privado para que pueda importar materias primas que soporten los procesos productivos.

“Al no crecer la actividad, las oportunidades de empleo se cierran y los jóvenes son los más afectados”, refirió Guanique.

El informe de la OIT contiene las quejas de Fedecámaras, a través de la Asociación Internacional de Empleadores, y la CTV sobre las decisiones económicas y laborales inconsultas del gobierno, lo que ha ocasionado la contracción del aparato productivo y la destrucción de los empleos.

El documento señala que la política gubernamental causó en los últimos 10 años el cierre de 4.000 industrias y 200.000 establecimientos, además de que otras 120.000 empresas están en riesgo de quiebra.

FUENTE: EL NACIONAL
FECHA: 18 DE NOVIEMBRE,2016

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